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Voto de Néstor Juez:
6
6,3
13.859
Thriller. Drama
En el año 2005 dos jóvenes amigos, Efraim Diveroli y David Packouz, decidieron montar una empresa para vender armas. En poco tiempo comenzaron a ganar mucho dinero. Su mayor éxito fue conseguir un contrato de 300 millones de dólares con el gobierno de Estados Unidos para armar a las tropas aliadas del ejército norteamericano que en ese momento combatían en Afganistán. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a su tono chabacano y su apología de la juerga borrachera amoral, Resacón en las Vegas es una de las mejores comedias de lo que van de siglo. Gracias a unos personajes entrañables y a una hábil estructura narrativa, lograba incrementar interés alrededor de esa noche épica elidida. Por tanto, Todd Phillips se ganó mi respeto. Acompañado en esta ocasión por dos actores tan competentes como Miles Teller y Jonah Hill y una premisa, basada en hechos reales, relacionada con el comercio de armas y el negocio de la guerra, tema que ha dado frutos en el cine, despertó mi curiosidad. Acudí al encuentro con la obra tardíamente y con cierto recelo, pues había sido ignorada, y con las expectativas bajas, la mejor actitud para ver una película. Y el resultado es una película que mezcla con acierto dos tonos narrativos, sin que se resten eficacia entre ellos aunque ninguna de ellas brille por originalidad ni por poderío cinematográfico. Pero cumple sus objetivos con eficiencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
David Packouz (Miles Teller) es un padre joven que malvive de masajista en Miami, que le retribuye escasa holgura para sustentar a su mujer (Ana de Armas) y su hijo. Pero todo cambiará cuando uno de los amigos de su infancia, judío cómo él, Efraim Diveroli (un desatado y despreciable Jonah Hill devenido un actorazo), le engatuse para que le eche una mano en sus negocios truculentos de venta de armas al gobierno estadounidense para sus guerras en Oriente próximo, siempre en los límites de la legalidad. Seducido por la posibilidad de hacer fortuna rápido y fácil, acepta, y ambos entran en una ruleta de dinero, desenfreno y vicio, pues treparán rápidamente y de la noche a la mañana serán una poderosa empresa que emprende acuerdos multimillonarios. Pero todo lo que sube, baja, y las consecuencias de sus actos les sacudirán sin remedio. El enésimo relato de ascenso a los cielos y caída a los infiernos. Un relato rítmico de enriquecimiento pícaro al más puro estilo, temático y formal, scorsesiano. Aderezado del espíritu juerguista del cine de jovenzanos que desde el suelo se comen el mundo en una fiesta sin fin. Se pone el enfoque en el relato chulesco (con el personaje de Teller como narrador en off en primera persona) de estos chavales sorprendidos por su manera de comerse el mundo de los negocios multimillonarios internacionales de armas sin límites. La dupla protagonista tiene carisma, y está interpretada con solvencia, y el guión de Philips, Stephen Chin y Jason Smilovic viajan con habilidad por Oriente Próximo, Albania y América, de la mano de una realización rutinaria pero fotografiada con gusto, y un montaje picado dinamizado por canciones marchosas.
El bagaje familiar de David es convencional, pobre y sin interés, con una Ana de Armas sin sorga. Y gran parte del humor, básicamente el verbal, es tontorrón y poco ingenioso entre este tipo de películas. Las elecciones musicales, mayormente populares, desencantan de puro obvio, y establecen un tono narrativo muy monótono. Lo cual se fomenta por una estructura narrativa que, pese a rodar sin trabas, no sigue ningún derrotero que pueda sorprendernos.
Todos los elementos de Juego de armas pierden fuerza conforme avanza su metraje, y su relato de bribones no aporta nada nuevo al imaginario del cinéfilo, pero está ejecutado con suficiente oficio como para no desmerecer su visionado.
El bagaje familiar de David es convencional, pobre y sin interés, con una Ana de Armas sin sorga. Y gran parte del humor, básicamente el verbal, es tontorrón y poco ingenioso entre este tipo de películas. Las elecciones musicales, mayormente populares, desencantan de puro obvio, y establecen un tono narrativo muy monótono. Lo cual se fomenta por una estructura narrativa que, pese a rodar sin trabas, no sigue ningún derrotero que pueda sorprendernos.
Todos los elementos de Juego de armas pierden fuerza conforme avanza su metraje, y su relato de bribones no aporta nada nuevo al imaginario del cinéfilo, pero está ejecutado con suficiente oficio como para no desmerecer su visionado.