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Voto de Néstor Juez:
4
5,3
3.071
Thriller
Seth y Holly, son dos personas aisladas que tienen mucho más en común de lo que creen. Una oscura historia de amor que examina cuánto estamos dispuestos a hacer en nombre del amor. (FILMAFFINITY)
5 de marzo de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 20:00 ya pude iniciar mi jornada en el Syfy con la proyección de la norteamericana Pet, dirigida por el catalán Carles Torrens. En ella, Seth (un introspectivo y logradamente maníaco Dominic Monaghan) es el guardia de una perrera, y un día se reencuentra con su compañera de la infancia (Ksenia Solo) Holly, de la que queda enamorado y obsesionado. Ella le ignora y denosta, pero gracias a las redes sociales y su diario personal, consigue averiguarlo todo sobre ella. Preocupado por ella, decide secuestrarla y encerrarla en una jaula metálica en el sótano de la perrera con el fin de que ella, a través de la reflexión y redención de sus culpas, se salve. En una imbricada historia de giros narrativos y fachadas ambiguas, pronto veremos que ninguno de los integrantes de esta relación de dos es quién parece ser, y los roles de cazador y presa quedarán derruidos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Este ambicioso guión de Jeremy Slater fue premiado en Sitges, y si bien entiendo esta cuestionable decisión hasta cierto punto, reconozco que el argumento, en tanto idea, es lo más valioso de la película. Una película de factura audiovisual competente y diseño de producción competente aunque escueto, que elige con acierto los escenarios en los que transcurre su relato. Pero es en la ejecución dónde el conjunto naufraga por todos los lados. Si bien su protagonista, un tarado patético con fracasos constantes y soledad autista, la muchacha sólo nos produce repulsa y antipatía, y ni tan siquiera la presencia de un secundario de color logran que empaticemos con ellos. Ninguno de los giros concuerda con lo previamente establecido o lo que está por venir, y el desarrollo de la relación no es ya incoherente sino plenamente inverosímil, pues una cosa son personajes con capas y otra bien distinta personajes maleables cual plastilina fresca, que ahora son de tal modo y ahora de tal otro, cómo si de La horda se tratase. No es lo suficientemente divertida para funcionar como comedia, ni lo suficientemente terrorífica para funcionar como película de terror (ni siquiera como gore, pese a cierta deriva tardía hacia ese terreno), ni tiene el suficiente calado para funcionar como thriller psicológico, no ya como drama, haciéndole caer con tantas pretensiones mal logradas y objetivos cinéfilos torpemente acometidos en un terreno: el del ridículo. Su no-ritmo, con escenas que se extienden hasta la extenuación, hacen de sus 90 minutos un metraje difícil de digerir. Gracias a Dios estamos en el Syfy, dónde se degustan y valoran obras mucho peores, por lo que una película tan arriesgada y absurda como Pet a un visionado hilarante de puro gozo. Objetivo logrado pero, este sí, nunca pretendido.