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Voto de Néstor Juez:
5
4,7
1.381
Drama. Romance
James More (James McAvoy) es un ingeniero hidráulico que ha sido tomado como rehén en Somalia por terroristas yihadistas, que sospechan que es un espía británico. Danielle ‘Danny’ Flinders (Alicia Vikander) es una biomatemática que trabaja en un proyecto de inmersión en las aguas más profundas de los océanos para demostrar su teoría sobre el origen de la vida en el planeta. Un año antes, James y Danny se conocieron en un hotel de la ... [+]
18 de octubre de 2017
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A las 10:00 se proyectó en el Kursaal 1 la película de inauguración del festival y primera de la sección oficial: la coproducción alemano-franco-española Inmersión (Submergence), adaptación de la novela de J.M. Ledgard escrita por Erin Dignam y dirigida por el legendario Wim Wenders. Una historia de amor dramática, de introspección psicológica. James More (un muy competente James Mcavoy) es un agente secreto escocés que se dispone a infiltrarse entre células terroristas somalíes haciéndose pasar por ingeniero hidráulico. Danny Flinders (una Alicia Vikander de penetrante mirada) es una biomatemática que realiza inmersiones a lo más profundo del océano para averiguar el origen de la vida terrestre. Ambos coincidirán en la costa francesa antes de sus respectivas misiones y no podrán evitar enamorarse perdidamente, por lo que semanas después, desde sus respectivos encierros, no podrán evitar verse turbados por la duda de si el otro sigue con vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una tragedia de amor que recurre al simbolismo y a la metáfora, y que narra desde la introspección psicológica y la absorción espiritual y sensorial. Un relato de sueños, ambiciones, extravíos y reflexiones acompañados de leves apuntes hacia el terrorismo islámico o el progreso científico. Una película interesante, competente y facturada con una innegable elegancia, pero en última instancia errada. Si bien las interpretaciones están a la altura, así como la partitura de Fernando Velázquez o la correcta fotografía de Benoít Debie, el guión hace aguas en desarrollo, narrando un argumento escaso y reiterativo con un ritmo diletante a lo largo de un metraje que se siente estirado, dónde el drama se muestra pálido, el romance apagado y, en suma, la potencia emocional, cuasi inexistente. Apenas unos detalles sugerentes y unos conceptos visuales ricos dan a la película elementos de saborear, lastrado por los engranajes del relato que quiere contar y vitalizada por una mirada sensible, pero complaciente, y sumergida en un ritmo más propio del cine de otra época que no marida con su historia y sus faces. Una película ajena a modas o corrientes, pero falta de un mayor empuje y concreción.