Dos años después del rotundo exitazo conseguido con la primera parte, los productores Alexander e Ilya Salkind, poseedores de los derechos del personaje, volvieron a la carga en una nueva entrega del mismo, con mas acción y violencia que en la primera parte, pero con menos chispa que aquella.
Si Richard Donner dió a su Supermán vigor, interés y humanidad y romanticismo, aquí Richard Lester, (un conocido realizador de filmes de acción), nos ofrece un filme sólido pero carente de todas las características citadas anteriormente, mostrandonos a un Supermán confuso y temeroso, enfrentado a tres villanos en ocasiones un tanto ridiculos.
Comienzo del declive para una saga que prometía y merecía más acierto.