Comedia romántica, deliciosa, dirigida por el inglés John Madden.

La inmortalidad para Gwyneth Paltrow, mujer de lánguido encanto en el papel de “lady” Viola de Lesseps, la musa ficticia de William Shakespeare que inspiró 'Romeo y Julieta'; en su momento (1998), me pareció que, disfrazada de hombre, era sencillamente adorable; ahora que vuelvo a verla, pienso lo mismo y agrego el adjetivo entrañable al personaje.

Joseph Fiennes encarna con suficiente y convincente intensidad al joven dramaturgo.

Geoffrey Rush, como empresario del teatro isabelino, a 26 años del estreno de la película, me hace pensar que se trata de un caso especial, por crecer a edades que suelen marcar el declive de los grandes actores, con excepciones tan notables como la de Judi Dench, quien hace aquí una de las interpretaciones que mejor le sientan, a saber: la reina Isabel I de Inglaterra.

Curiosamente, Madden dirigió también a Dench en su película anterior y en el papel de la reina Victoria.

Todos hacen bien sus papeles, aunque Ben Affleck, como actor, es un gran director; lo paradójico es que pretendiera representar a Edward Alleyn, importante actor de la época.

Una secuencia en dos tiempos, bellísima, exquisita y perfecta, con escenas que acompañan el texto de la obra maestra, vale por toda la película.

Destaca tanto el guión como la dirección artística en general, además de las actuaciones, la fotografía, la música y la edición.