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México México · Ciudad de México
Voto de Iván Rincón Espríu:
10
Comedia Falso documental sobre Leonard Zelig, el hombre camaleón que asombró a la sociedad norteamericana de la 'era del jazz'. Su historia arranca el día que miente al afirmar que ha leído Moby Dick, sólo para no sentirse excluido. Desde entonces, su necesidad de ser aceptado lo lleva a transformarse físicamente en las personas que lo rodean, convirtiéndose así en un fenómeno mediático, en una celebridad sin esencia. Testigo de algunos de los ... [+]
21 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Falso documental sobre un hombre (Leonard Zelig, portagonizado por Woody Allen) con el extraño don del mimetismo camaleónico, es decir, que se transforma en uno de aquellos con quienes se encuentre. "El Camaleón" es su mote, una vez convertido el personaje en fenómeno clínico y celebridad.

La estructura narrativa alterna escenas de los años veinte y treinta, deterioradas en imagen y audio de modo que parecen antiguas, con testimonios en color de personajes reales durante una época posterior: Susan Sontag, por ejemplo, es la primera que aparece. Algunos actores se confunden con estos personajes, mientras que las secuencias en blanco y negro, que a veces son montajes, están mezcladas con fragmentos de auténticos documentales antiguos. Para envejecer las imágenes propias, Allen y su gente simplemente pisotearon el rollo respectivo.

Con su aire intelectual, Mia Farrow interpreta a la siquiatra que analiza el fenómeno y se enamora del personaje. Una actriz entrada en años hace el mismo papel, pero tiempo después, entre los personajes reales.

Pletórico de un ingenio próximo a la genialidad, Allen explora las intríngulis de la personalidad a partir de la necesidad de identificación y aceptación, además de criticar y burlarse de la doble moral republicana. Desde luego, están presentes sus obsesiones de siempre: la sicología, el sexo, el jazz…

Durante 79 minutos, la película nunca decae, es ágil y dinámica, divertida, tierna, mordaz… es también una suma de instantes memorables: cuando Zelig entorpece el discurso de Hitler, cuando causa un trastorno en el balcón del Papa, cuando aparece con los pies invertidos… en fin. Podría decirse, metafóricamente, que también el humor es blanco y negro.

Escrita y dirigida por el prolífico autor, en su momento (1983) fue mi favorita de sus películas y siguió siéndolo durante muchos años. Ahora que vuelvo a verla, confirmo ese gusto, el buen sabor que deja en la boca…
Iván Rincón Espríu
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