Me ha pasado volando y me he descojonado en numerosas ocasiones. Resultado: Buena.

Que sobra algún que otro momento es seguro, y que en ocasiones la cinta escapa al control de dirección tambien parece claro, pero todo eso da igual porque funciona globalmente y al menos da la impresión de que está hecha mientras se disfrutaba su manufactura. Es decir, está hecha con ganas de hacerla y eso siempre mola.

Tiene frescura, cuestión que suele aparecer cuando estás cansado de verte rodeado constantemente de los mismos clichés y decides hacer algo por tu cuenta, pasando de todo ese aburrido "continuum" y remarcando precisamente todo detalle obviado por la costumbre al uso y su alienadora ética carente de toda creatividad.

Corre peligro de acabar convirtiéndose en una nueva corriente para terminar siendo absorbida, como siempre ocurre, por el experto mar de la industria. Pero, en la actualidad, aun es aire fresco en comparación con la fetidez demoledora que nos hace respirar el mundo del cine hoy día, cada vez en mayor grado.

Profetas visionarios, somníferos nada restauradores, pretenciosidades y egos ridículos por doquier, Seriales sin riesgo alguno, guiones repetidos una y otra y otra y otra y otra vez con desfachatez significativa de a quien (o qué) tenemos como público... Eso es lo que más abunda. Cranc es un chupito de buen Bourbon en medio de toda esa mierda.

Por un momento deja de guardar linea o de beber aguarrás y disfruta de este trago de sabor, que, aunque le falten años de barrica, está hecho con cariño y sin complejos.