Death Proof:
Una vez más me lo he pasado de puta madre con Tarantino. De nuevo (alguien dice que los diálogos ya no son como los de las anteriores pelis, en efecto, son aun mejores si cabe) es todo un crescendo contínuo y lo consigue a cada minuto de peli, cuando parece ya imposible tensar más la cuerda, ésta todavía da más de sí. Y la parte final desde la persecución en adelante, el no va más. Aun me estoy descojonando ahora con las pavas repartiendo ostias a diestro y siniestro sobre el careto del bueno del Kurt Rusell. No sé, se le achacan mogollón de movidas a este tío (Tarantino), pero lo cierto es que el menda hace lo que le mola, se nota que disfruta como un cosaco con lo que hace y desde luego, bajo mi punto de vista, es un puto genio. Pensadlo bien, cualquier otro que quisiese hacer algo parecido sin su esencia (estar majara, amar el cine y la música hasta la médula y creer en sí mismo) lo único que haría es el ridículo, más o menos lo mismo que hacen buena parte de los que lo critican. Me gustaría verlos a todos ellos encerrados en una sala sin puertas ni ventanas en la que se emitiese una vez tras otra y con el personal amarrado con cuerdas a la silla y con los ojos al estilo naranja mecánica, sin posibilidad de pestañeos para no perderse ni un segundo de profundidad, alguna de esas joyas infumables tan trascendentes y que tanto gusta a los seres de suma intelectualidad tipo "Las horas". Sólo recordarla me marea.

De Grindhouse, pues bueno, tiene coña, ta bien, pasas el rato con momentos mejores que otros, pero me dá que se me hace un poco cansina. Es lo que es y nada más. Y eso no está mal, incluso mola. Pero mola más capitán general, oséase no hay comparanza, es decir: Death Proof. En este terreno genios sólo hay uno.