Me gustó muchísimo cuando la vi. Y eso que pertenece a un subgénero dentro de la investigación policiaca que ya ha dado muchísimo de sí en lo bueno y en lo malo, pero consiguen que nada suene a ya visto, pese a que la premisa de partida recuerda a la idem de "Arde Mississippi". Y también, tanto en una como en otra subyace de fondo una crítica aguda a la situación del país en la que cada película se realizó (en "Memories of Murder" con un punto de vista irónico y cargado de una mala baba admirable, de la que carece el, por otra parte magnífico, otro film), porque las patéticas situaciones que afrontan estos policías en esta especie de descenso a los infiernos, cuyos anillos son sustituidos por sus propias ineptitudes, realmente termina por aproximarlos y, bastante inusual, quemarlos absolutamente.
Todo ello aderezado con un punto de vista irónico impresionante que encuentro inaudito en una historia de este tipo, mientras la sonrisa del inicio se va congelando en la cara del espectador y la ironía inicial se torna en algo desesperanzado y desorientado (desorientados los protagonistas. El guión de hierro sabe muy bien por donde va y al espectador jamás se le deja perdido ni se le engaña).
Los personajes se van transformando, pulidos como la roca por el mar, con los acontecimientos, pero no del modo esperable en películas de este género. El final termina de poner una guinda imprevisible, que te deja conmocionada. Sobre todo porque no se trata de un malabarismo de retórica circense que a veces se ve en estas historias. En realidad, dadas las circunstancias, puede que fuera el único final posible. Lo imprevisible de este final, es que sea precisamente el más lógico, cuando la lógica resulta tan poco atractiva cinematográficamente. También es imprevisible que no termine sin fuegos artificiales, tracas finales, ni climax redentores.
En su momento me pareció una película deslumbrante.