Sólo una consideración sobe este clásico, que no parece que tenga 75 años: película de unos tiempos en los que se hacían películas no políticamente correctas. Porque defiende que la masa se equivoca a veces, que no por mucho gritar se tiene razón. Que una persona sola puede tener toda la razón frente a una masa enfurecida.
Los méritos del film son muchos, empezando por un guión que avanza inexorablemente y termina en unas escenas de tribunales, que tan bien dan siempre en cine, si se conduce con habilidad como en este caso. Y como en las grandes obras, el drama se mezcla con tonos de un humor inteligente.
Otra cosa: son estupendas la falta de cuento, de pretensiones, la forma resolutiva de terminar, sin barroquismo, yendo al grano. Da gusto ver películas así.