Hasta de un excremento se puede hacer una buena película; hasta de una serie de pornógrafos se puede hacer una obra de arte. Pero no es el caso.
Empezando porque la historia está mal contada. Nos lleva de un sitio para otro, mareándonos, sin conexión, sin incremento del drama. Está basada en hechos reales.¿Y qué? ¿Qué importa eso?
¿Qué añade?
Luego, los actores son mediocres. Luke Wilson no cambia de cara en toda la película. Los yonquis
(Ribisi y Macht) está tan salidos de madre que no resultan creíbles en absoluto. Lo mismo los matones, la mafia rusa...
Lo único bueno es que quien vaya a ver esta película buscando porno -a la vista del cartel y del tema- no lo va a encontrar. Sólo insinuaciones. Y esa es una jugada inteligente. Una película pon o sobre las películas porno sería demasiado obvia.