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Voto de Ameboide:
10
2001
8,0
42.094
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2001-2005). 5 temporadas. 63 episodios. Narra la vida de los miembros de una peculiar familia de Los Ángeles que posee una empresa funeraria. El día de Nochebuena, mientras esperaba la llegada de su hijo Nate (Krause), su padre Nathaniel Fisher (Jenkins) muere en un accidente de coche. Su hermano David (Hall), un gay que no ha salido del armario, dirige el negocio familiar junto a su dominante madre Ruth (Conroy), mientras ... [+]
19 de octubre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comencé esta serie a comienzos de 2012 (7 años después de su conclusión), intrigado en parte por la crítica que se le confería. A diferencia de algunas opiniones, las primeras temporadas no lograron capturarme, pareciéndome simplemente un interesante relato de las vidas de unos personajes. Pero a medida que avanzaba los capítulos, era cada vez más real, más próximo; cada vez Michael Carlisle Hall era menos Dexter y más David Fisher, hasta el punto de eclipsarlo por completo. El resto de personajes también adquirieron una magnitud y un grado de apertura que me permitía ver a través de sus magníficas interpretaciones hasta el más mínimo detalle acerca de sus pensamientos y sentimientos. Creo que, probablemente, esta sea la serie de televisión que más profundamente ha llegado en la definición de unos personajes, creando emociones en el espectador mucho antes de los sucesos que las provocaban, permitiendo la anticipación y la sensación de compartir algo del orden del afecto con y hacia cada uno de los personajes.
Recuerdo ver las 2 primeras temporadas pensando “esta familia debería llamarse la Familia Distimia y no la Familia Fisher”, porque todo estaba teñido de un espeso y melancólico gris que se exhibía por la casa de los Fisher como si del padre de familia se tratara… y en cierto sentido, así era. La muerte del padre en el primer capítulo se apodera de sus corazones y provoca un demoledor desajuste en sus vidas a todos los niveles… Que su propia casa sea también su negocio funerario familiar tampoco ayuda demasiado...
Ruth Fisher (Frances Conroy) es, para mí, uno de los personajes más devastadores que ha ofrecido jamás el cine, una mujer anclada permanentemente en los 50 y cargada de una implosiva represión que en ocasiones genera escenas que ponen la piel de gallina. Acompañada siempre de un inexorable lastre melancólico, trata en no pocas ocasiones de rehacer su vida o de comenzarla incluso, cuando se percata de que “nunca nada es como yo quiero”… En ocasiones, dan ganas de darle la espalda al destino cuando la mala suerte no cesa en su acecho, especialmente cuando trata de abandonar esa posición subjetiva de sumisa servidumbre de la que hace gala a lo largo de gran parte de la serie… (más detalles en spoiler)
David Fisher, recorriendo su particular via crucis a través de la homosexualidad, enfrentándose a situaciones que en ocasiones lo transportan al mundo de la locura, entre visiones, peleas, reconciliaciones, deseos, ira y amor.
Nathaniel Fisher, dedicado toda su vida a saber qué es lo que se espera de él y cómo encontrar aquello que desea, recorriendo parte del camino al lado de uno de los personajes televisivos más neurótico-histéricos que vi jamás, Brenda (perteneciente a una familia completamente chiflada), la cual no cesa en su empeño de arruinarse y arruinar todo lo que la rodea. Su camino se desarrolla a través del amor, la ruptura, la infidelidad, la paternidad y el incógnito, transmitiendo la idea más que probable de que aunque todo fuera bien en este capítulo, en el siguiente todo podría acabar en una auténtica catástrofe.
Cler Fisher, la eterna promesa del arte, viviendo entre rebelión y filosofía, transmite en ocasiones grados de sensatez y en otras grados de locura, que resultan absolutamente plomizos, cayendo con un peso devastador sobre aquellos que la rodean. Soñando despierta, creando dormida, saboreando los labios de la locura y fotografiando al odio desnudo, resulta un personaje que genera sensaciones que oscilan entre el afecto más profundo y la ira desbocada por algunas de sus impulsivas actuaciones.
En definitiva, una serie ALTAMENTE RECOMENDABLE para todos aquellos que sepan disfrutar de una serie sin explosiones ni efectos especiales, y personalmente para aquellos que disfruten de la literatura visual que habla de la vida, la muerte y el amor.
Lo mejor: la calidad en la definición de las personajes, las interpretaciones, LA BANDA SONORA, las historias, Frances Conroy.
Lo peor: el doblaje al español...
Recuerdo ver las 2 primeras temporadas pensando “esta familia debería llamarse la Familia Distimia y no la Familia Fisher”, porque todo estaba teñido de un espeso y melancólico gris que se exhibía por la casa de los Fisher como si del padre de familia se tratara… y en cierto sentido, así era. La muerte del padre en el primer capítulo se apodera de sus corazones y provoca un demoledor desajuste en sus vidas a todos los niveles… Que su propia casa sea también su negocio funerario familiar tampoco ayuda demasiado...
Ruth Fisher (Frances Conroy) es, para mí, uno de los personajes más devastadores que ha ofrecido jamás el cine, una mujer anclada permanentemente en los 50 y cargada de una implosiva represión que en ocasiones genera escenas que ponen la piel de gallina. Acompañada siempre de un inexorable lastre melancólico, trata en no pocas ocasiones de rehacer su vida o de comenzarla incluso, cuando se percata de que “nunca nada es como yo quiero”… En ocasiones, dan ganas de darle la espalda al destino cuando la mala suerte no cesa en su acecho, especialmente cuando trata de abandonar esa posición subjetiva de sumisa servidumbre de la que hace gala a lo largo de gran parte de la serie… (más detalles en spoiler)
David Fisher, recorriendo su particular via crucis a través de la homosexualidad, enfrentándose a situaciones que en ocasiones lo transportan al mundo de la locura, entre visiones, peleas, reconciliaciones, deseos, ira y amor.
Nathaniel Fisher, dedicado toda su vida a saber qué es lo que se espera de él y cómo encontrar aquello que desea, recorriendo parte del camino al lado de uno de los personajes televisivos más neurótico-histéricos que vi jamás, Brenda (perteneciente a una familia completamente chiflada), la cual no cesa en su empeño de arruinarse y arruinar todo lo que la rodea. Su camino se desarrolla a través del amor, la ruptura, la infidelidad, la paternidad y el incógnito, transmitiendo la idea más que probable de que aunque todo fuera bien en este capítulo, en el siguiente todo podría acabar en una auténtica catástrofe.
Cler Fisher, la eterna promesa del arte, viviendo entre rebelión y filosofía, transmite en ocasiones grados de sensatez y en otras grados de locura, que resultan absolutamente plomizos, cayendo con un peso devastador sobre aquellos que la rodean. Soñando despierta, creando dormida, saboreando los labios de la locura y fotografiando al odio desnudo, resulta un personaje que genera sensaciones que oscilan entre el afecto más profundo y la ira desbocada por algunas de sus impulsivas actuaciones.
En definitiva, una serie ALTAMENTE RECOMENDABLE para todos aquellos que sepan disfrutar de una serie sin explosiones ni efectos especiales, y personalmente para aquellos que disfruten de la literatura visual que habla de la vida, la muerte y el amor.
Lo mejor: la calidad en la definición de las personajes, las interpretaciones, LA BANDA SONORA, las historias, Frances Conroy.
Lo peor: el doblaje al español...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se producen numerosas situaciones en la serie que generan una ira desproporcionada cada vez que Ruth trata de levantar cabeza, pero tal vez haya 2 (una simbólica y otra real) en las que verdaderamente dan ganas de abrazarla y no soltarla, porque una persona de su bondad y servicio a los demás (en no pocas ocasiones excesivos) no debería vivir experiencias de ese tipo … Una de ellas, cuando se siente completamente hundida y esclava por la enfermedad mental de su marido y decide hacer un viaje a México con su amiga, y mientras cabalgan por la playa su caballo enferma y tienen que matarlo de un disparo para que deje de sufrir… Su “quiero volver a mi casa” entre llantos es absolutamente desgarrador… La otra situación, obviamente, es la muerte de su hijo mayor, su primer hijo, mientras al igual que en la ocasión anterior, trataba de sentirse viva con un antiguo amante de camping, sin tener posibilidad alguna de despedirse de él… Realmente es algo que creo no se puede llegar a comprender sin vivirlo, por lo que sólo me provocó una abrumadora tristeza.