No es por desmerecer al muchacho, cuyos méritos comprendo y admiro, básicamente por mi torpeza. Soy muy ignorante... no distingo un usb de la pata de una mesa... y cualquier persona que sí los distinga me admira y me aburre a la par. Soy capaz de amar FA porque amo el cine, pero el feisbuk me la bufa.

También me la bufan los bio-pics. En su inmensa mayoría me parecen insufribles. Casi siempre se conoce de antemano el nudo y el desenlace, y siempre se tiende a explotar el melodrama. Parece que una vida sin sufrimiento y penurias no generase interés en el espectador. Pero es que, además, las capacidades del personaje pasan a un segundo plano. Ya sea un músico, un político, un científico, o cualquier otra cosa interesante, los guionistas se las apañan para contarnos sus problemas maritales, lo mucho que le gritaba su madre de pequeñín, lo chungo que era su padre, lo mal que lo trataba su tía la bajita... vamos, una pesadez. Otra cosa que no entiendo es en qué momento se desechó la palabra biografía para acuñar un término que suena a yogurt dietético. Un asco.

PERO para mi sorpresa, Fincher se curra un bio-pis de esos la mar de interesante, básicamente porque, pese a contar la experiencia vital de un muchacho, no nos cuenta su vida. Aleluya. A quién puñetas le importa la vida de un cerebrito veinteañero friki. Ni a su santa madre. Pero es que a mí tampoco me importa su santa madre, ni su puñetero padre, ni nada de eso. La historia sí, termina por interesarme, porque me la han contado muy bien, sin chorradas. Los personajes están cuidadosamente perfilados e interactúan entre sí y en la historia de una manera perfectamente creíble.

Siempre me he preguntado cómo es posible que se entiendan los personajes de una peli cuando están charlando en un tugurio con la música a tope, y les ves ahí, hablando pachonamente y repanchingados en un sillón. Pero en esta peli puedo ver, en una secuencia semejante, cómo se hincha la vena del cuello de los actores y van tomando una tonalidad violácea por la sencilla razón de que se están desgañitando para hacerse oír. Como en la vida misma. Estos son los pequeños detalles que hacen que me crea la historia que me cuentan. Lo demás, quedará muy bonito, pero son pamplinas.

El chaval de zombieland resulta que es buen actor, y hasta el Timberlake ese, que sólo me sonaba por haber sido novio de Britney Spears, o sea, que le tenía por gilipollas y resulta que lo hace bien, el chico.

Fincher se convierte en un aséptico y desinteresado cronista de esta historia sin querer aportar nada al ánimo del espectador salvo la narración en sí.