Una mujer joven, resulta amenazada y perseguida por un gángster (Palance). Logra evaporarse por las calles, pero el individuo la sigue de cerca. El escenario es Sudamérica, quizá México. Por otra parte, ella está enamorada de un boxeador (Mitchum), posible blanco por carácter transitivo de una tragedia. Todo esto no es más que un relativamente prolongado preludio del verdadero centro de la acción, que se desarrollará alrededor de un teleférico. Esta división espacial es pareja con la calidad del film y el interés cuya gravitación recae eminentemente sobre este segundo acto, aunque hay momentos más o menos logrados en el primer fragmento, más discreto. De cualquier modo, parodiando el título, esta segunda chance, ofrecida por el segundo acto, la rescatan plenamente y dejan un recuerdo agradable. 7,6