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Voto de Wladimyr Valdivia:
4
Thriller. Intriga Matt Scudder (Liam Neeson) es un expolicía de Nueva York que trabaja como detective privado a pesar de que no tiene licencia. Cuando accede a regañadientes a ayudar a un traficante de heroína a cazar a los hombres que secuestraron y asesinaron brutalmente a su esposa, descubre que no es la primera vez que esos hombres han cometido este tipo de crímenes. Entonces decide recorrer las calles de Nueva York para detener a los asesinos antes ... [+]
13 de noviembre de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Caminando entre las Tumbas” (A Walk Among the Tombstones) es el título de la segunda película como director de Scott Frank, tras lo que fue un buen primer intento con “The Lookout” en el año 2007. En esta ocasión, vuelve al terreno del thriller y el suspenso con Liam Neeson a la cabeza, actor que, a estas alturas, es un “género por sí mismo” con una seguidilla de películas de similar contenido y un papel que nos remite necesariamente al anterior y, así, sucesivamente. Hablo de “Taken” (2008), “Unknown” (2011), “Taken 2” (2012), “Non Stop” (2014) y ahora “A Walk Among the Tombstones”.

Neeson es Matt Scudder, un investigador privado, ex policía, con mucha experiencia, pero con el maltrato de una vida que le ha dejado muy poco que perder. Hasta que se ve envuelto en la investigación del secuestro y muerte de la esposa de un traficante, viéndose atrapado en un laberinto lleno de pistas, misterios y disparos.

Resulta impresionante ver cómo, en la industria del cine –y principalmente en el norteamericano-, hay fórmulas que nunca se agotarán. Cintas de estas mismas características son estrenadas, al menos, dos o tres por semana en los EEUU. Y más impresionante es darnos cuenta que siempre habrá un público cautivo dispuesto a disfrutar de este tipo de películas. Pero contextualicemos: Hablo de ese thriller moderno que, bebiendo del mejor noir, nos presenta a un protagonista (hombre), que se desenvuelve en la mayoría de las veces en New York, tras los pasos de un misterio, atando cabos y resolviendo un misterio, pero, a diferencia del mejor cine negro, haciendo uso de los más efectivos recursos cinematográficos (cámara en mano, golpes de sonido, efectos visuales), harta droga y mucho actor de reparto. Y por supuesto, un final bajo la lluvia.

Es en parte el caso de “Caminando entre las Tumbas”, película que parte presentándonos de manera correcta a los personajes principales, a un antihéroe que nos lleva por un camino de pistas y señuelos como el mejor y más clásico de los suspense, pero que va perdiendo fuerza y credibilidad cada vez que el director opta por insertar gags y situaciones poco lógicas para la tensión, que nos sacan violentamente del momento; un recurso necesario para mantener al espectador lo suficientemente contento, pero una evidencia de la falta de herramientas para mantener la atmósfera a costa de una buena narración.

El guion, a cargo del propio Scott Frank y basado en la novela de Lawrence Block, no cae en situaciones obvias. El director se muestra convencido de lo que hace detrás de la pluma, sin profundizar demasiado en lo innecesario (lo que siempre se agradece) y las secuencias están correctamente armadas. Gran parte es gracias a Liam Neeson, actor de carácter, capaz de arreglar la peor de las escenas con tan sólo una mirada. El montaje es elegante y la violencia, si bien se desata por momentos, se mantiene al ritmo de la historia. La música también hace su trabajo. El cubano guatemalteco Carlos Rafael Rivera, quien ya musicalizó filmes como “Crash” (2005) de Paul Haggis y “Dragonfly” (2002) de Tom Shadyac, interpreta la atmósfera perfecta para un filme que lo requería con urgencia y el resultado es sencillamente impecable.

Pero al término de los créditos finales no nos quedamos con nada, y eso es lo que vale. Casi dos horas de interés por una buena -y archi repetida- historia manchada por gags inútiles, con personajes que no recordaremos y un desenlace demasiado previsible.

La película funciona como una partitura, muy bien en su forma, pero igual que las innumerables partituras convertidas en thriller que nos llegan semana a semana. Y es acá cuando cobra valor el párrafo sobre “este tipo de películas”. Y es que ante tan grande que es la oferta, la excelencia es mucho más competitiva, por lo que debemos siempre exigirle más a “este tipo de películas”.

“Caminando entre las Tumbas” no es más que un buen momento para comer pop corn, reírse cuando no deberíamos hacerlo y no sorprendernos cuando deberíamos. Sin embargo, aprueba sólo por cerrar el círculo que empieza y como aliciente para un director que hace sus primera armas en un género que pide a gritos más David Fincher, Michael Mann o Alfred Hitchcock.

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Wladimyr Valdivia
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