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Jamaica Jamaica · Santiago de Compostela
Voto de Palao:
7
Drama Es la época de la unificación de Italia en torno al Piamonte, cuyo artífice fue Cavour. La acción se desarrolla en Palermo y los protagonistas son Don Fabrizio, Príncipe de Salina (Burt Lancaster), y su familia, cuya vida se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi (1860). Para alejarse de los disturbios, la familia se refugia en la casa de campo que posee en Donnafugata en compañía del joven Tancredi (Alain ... [+]
25 de agosto de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había visto varias veces esta película y no había logrado nunca comprenderla – resultándome estéticamente sensual y elegante pero difícil y pesada -, pero tras verla de nuevo por fin creo que pude captar su significado como una importante obra de, al menos, la cultura italiana. Luchino Visconti, aristócrata milanés de gran cultura y vinculado al Partido Comunista, en esta adaptación de la novela de Lampedusa, nos acerca al Risorgimento desde el punto de vista de una familia aristócrata del sur (como icono de la oposición a la unidad italiana) pero de la mano de unos personajes que a menudo no se ajustan al papel que a priori se supone que deberían jugar. Visconti nos propone un juego durante el cual uno de los jugadores – el que va a perder – entiende y asume su destino como un requisito para poder jugar a otro juego con otras reglas, aunque en el mismo tablero.
- Todo debe cambiar para que nada cambie: Las clases sociales se sustituyen las unas a las otras, turnándose (relevo histórico de las clases sociales), partiendo de la idea de que la sociedad en su conjunto aspira a la estabilidad que caracteriza a la clase media como punto de equilibrio en la dinámica de lucha de clases. Entiendo que esta es la interpretación que hace Visconti del materialismo histórico marxista heredero de la dialéctica hegeliana. Existe una relación de reciprocidad cíclica entre las condiciones que provocan cambios en la sociedad y la configuración de nuevos modelos sociales a partir de los cuales van a nacer las condiciones necesarias (contradicciones) para producir nuevos cambios que sirvan de base para nuevos modelos, y así sucesivamente.
- La Iglesia como institución está destinada a ser eterna y por tanto va a estar dispuesta siempre a enfrentarse a cualquier grupo social que se interponga en su objetivo de dominio y control social. En este sentido, el rol socio-político y económico de la Iglesia como institución dominante viene siendo disputado por el industrialismo, conducido por las nuevas clases pudientes de naturaleza capitalista, desde mediados del siglo XIX pero de modo más claro desde la consolidación del capitalismo como modelo generalizado de producción y la imposición social de la moral capitalista desde mediados del siglo XX.
- La dinámica de confrontación que alimenta las relaciones entre norte y sur desde la unificación italiana (1861) - causada por el modo en que se impuso tal unidad (mediante la guerra) y los distintos factores que conformaban la naturaleza social, política, cultural y económica del norte y el sur de la península itálica – supuso un lastre que estuvo y está presente todavía en ellas. Nacida fundamentalmente desde el norte de Italia, los principios que guiaban el espíritu nacionalista italiano eran liberales y centralistas, mientras que en el sur la cultura política era de súbdito y tradicionalista. Esta dinámica de confrontación entre dos mundos tan distintos es principalmente lo que explica la existencia de la mafia como modelo de resistencia frente a la imposición del modelo centralista (recordemos que el fascismo perseguía a la mafia como fenómeno que se oponía a su poder). Hoy día existe una situación compleja en la que, por un lado, las organizaciones mafiosas (herederas de aquellas guerrillas de oposición frente a la unificación de signo liberal) imponen un modelo de cultura política y, por otro lado, cierto capitalismo industrial simbolizado por el eje Turín-Milán adopta una actitud hipócrita en la cual apela a la lucha antimafia pero simultáneamente se sirve de los servicios que le ofrecen las organizaciones mafiosas.
- El príncipe de Salina, acompañado de su familia, se refugia de los cambios que se están produciendo no sólo asumiendo que no suponen más que la condición necesaria para retomar su apacible existencia aristocrática ya anticuada (reflejando con ello un punto de vista conservador de defensa del status social de clase), sino negando el propio cambio. Aunque todo parece cambiar, en realidad nada cambia porque se asume que no ocurre nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Palao
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