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Voto de Palao:
10
7,1
28.108
Drama
Cochabamba, Bolivia. Año 2000. Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar) se han propuesto hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Mientras que Sebastián, el director, pretende desmitificar al personaje presentándolo como un hombre ambicioso y sin escrúpulos; a Costa, el productor, sólo le importa ajustar la película al modesto presupuesto del que disponen; precisamente por eso elige Bolivia, ... [+]
19 de agosto de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada, quisiera recalcar lo adecuado del título: También la lluvia puede ser susceptible de privatización y conversión en producto para la generación de capital monetario, de beneficio capitalista. Al agua de lluvia, siendo un bien indispensable para la supervivencia y público como fenómeno natural cuyo coste marginal por su uso agregado es mínimo – dependiendo claro está del ecosistema de que se trate -, quieren convertirla desde la empresa privada y con la complicidad del Gobierno en mercancía, cuyos beneficios van dirigidos al sector privado y a los poderes políticos cómplices de tal acción. La Guerra de Cochabamba estalla en 2000 por la lucha contra este proceso y la salvaguarda del agua de lluvia como bien público.
Las dos historias principales del argumento dan al largometraje una amplitud de miras y otorga a la directora un instrumento para el análisis histórico del colonialismo, a saber, el rodaje de una película sobre el descubrimiento de América y la figura de Fray Bartolomé de las Casas que se ve alterado por las revueltas populares. El modo en que Icíar Bollaín lleva a cabo su reflexión es claro, directo, sincero y militante. No se limita a describir los acontecimientos sino que se compromete en su posicionamiento.
Trata de forma digna y justa la temática, realizando un llamamiento a la conciencia social y a un compromiso alejado de paternalismos cómplices y falsa inocencia bienpensante.
Las dos historias principales del argumento dan al largometraje una amplitud de miras y otorga a la directora un instrumento para el análisis histórico del colonialismo, a saber, el rodaje de una película sobre el descubrimiento de América y la figura de Fray Bartolomé de las Casas que se ve alterado por las revueltas populares. El modo en que Icíar Bollaín lleva a cabo su reflexión es claro, directo, sincero y militante. No se limita a describir los acontecimientos sino que se compromete en su posicionamiento.
Trata de forma digna y justa la temática, realizando un llamamiento a la conciencia social y a un compromiso alejado de paternalismos cómplices y falsa inocencia bienpensante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Muy buena contraposición entre Colón (Karra Elejalde) y Costa (Luis Tosar), representando dos personajes aparentemente antagónicos frente a la ambigüedad de Sebastián (Gael García Bernal) o el fraile Montesinos (Raúl Arévalo), pero sobretodo la interpretación de Fray Bartolomé de las Casas (Carlos Santos) y el análisis de su figura. Muy interesante el rol de Daniel (Juan Carlos Aduviri), con esa actitud distante marcada por su militancia inquebrantable. Me resultó llamativo cómo el dinamismo de Costa (que Luis Tosar lleva a cabo brillantemente) le permite a Icíar Bollaín profundizar en un personaje más interesante de lo que aparentemente transmite: esa escena en que Costa se ve moralmente obligado a ayudar a la esposa de Daniel – simple en su autenticidad - deja entrever una personalidad más compleja que la del simple empresario, imagen que se trastoca ante una realidad demasiado dura como para refugiarse en la ceguera del egocentrismo. Interesante también el papel de María (Cassandra Ciangherotti) representando el buenismo progre occidental que se estremece ante la cruda realidad. A su vez, el tratamiento del poder está llevado de modo sobresaliente, mostrando la crueldad de la policía, el elitismo trasnochado de una forma demagógica y tiránica de hacer política (siempre con ese discurso de contraposición entre modernidad y atraso, como bien dice el alcalde de Cochabamba) que trata de justificar su política discriminatoria y asesina basada en el individualismo extremista (base moral de lo que se entiende como capitalismo) y la explotación de los más bajos instintos avivados por una mentalidad alimentada por la creación de prejuicios racistas.
El final, en el que Daniel le regala a Costa un frasco de agua simboliza la lucha humanista presente en el hilo argumental frente al destructivo capitalismo, colmando el brillante desarrollo de esta película.
El final, en el que Daniel le regala a Costa un frasco de agua simboliza la lucha humanista presente en el hilo argumental frente al destructivo capitalismo, colmando el brillante desarrollo de esta película.