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Voto de Desmitificadores del 7ª harte:
1
7,0
5.092
Drama
Un viejo pescador vive en medio del mar con una muchacha a la que recogió cuando era niña. El viejo pescador espera que ella cumpla 17 años para desposarla. Mientras tanto, prepara la dote, la protege contra los hombres que vienen a pescar a su barco e intentan propasarse con ella. Su única forma de protegerla es disparando con el arco, un arco que también le sirve para adivinar el futuro y como instrumento musical. Un buen día, un ... [+]
22 de diciembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia no hay por dónde cogerla ya que es una sarta de incongruencias: vamos directamente a la zona espoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
¿El director pretende que empaticemos con el viejo, sólo porque al principio defiende a la niña? Si la quiere para casarse con ella, después de haberla tenido diez años secuestrada, y metida en su barco...
... Barco que mucha gente alquila con frecuencia para pescar. Y la gente sabe el tiempo que lleva la niña allí, y se pregunta si el viejo es su abuelo... y sospechan que en realidad se quiere casar con ella, y que la ha tenido secuestrada.
Cuando los pescadores babosos tratan de meterle mano a la niña, el viejo les dispara con el arco. La propia niña también lo hace, hiriendo gravemente a algunos. ¿Nadie, después de volver a tierra, denuncia los hechos a la policía?
La niña se torna saboría con su hasta hace poco amado viejo, que loco de celos a causa del tonteo de ella con los clientes del barco, empieza a tachar de su almanaque los días de tres en tres, y arranca hojas del mismo como si así fuese a llegar antes la fecha en que la niña cumpla 17 años (debe ser la edad legal para casarse en Corea del Sur). Pero cuando ya la niña no puede más es cuando aparece un joven guapete, del cual se queda prendada. Este joven cliente, después de haber sido amedrentado con las saetas del viejo, tiene el valor de volver al barco después de haber investigado que en realidad los padres de la niña la llevan buscando diez años, y trae un cartel que lo prueba. Va sin la policía, esperando liberar él solo a la niña del cautiverio. Y quien lo lleva al barco en una lancha se larga, dejándole solo con el Greenyayo. Y pasa allí algunas noches, exponiéndose de nuevo a la ira del viejo.
La niña se va con el joven en la lancha, pero se da cuenta de que el viejo se está suicidando, lo cual ella impide. Le tiene cariño en el fondo, y entonces se auto-casa con él, en una ceremonia con el jovencito como único testigo, que está ahí como un pasmarote. La empatía que habíamos conseguido con la niña desaparece por completo.
Y también desaparece nuestra empatía con el joven que intenta salvarla, no sólo por su pasividad ante la burda situación, sino porque en un ataque de frustración le pega tortas a una de las pobres gallinas que han usado para la boda.
El final no hay por dónde cogerlo ya que el viejo, después de haber logrado su objetivo, se suicida tirándose al agua (solución muy poco creíble para ser un marinero pescador) y su espíritu desvirga a la niña ante los ojos atónitos del jovenzuelo.
La música, si es que se puede llamar así al pastiche "new age - rollito de primavera" de los últimos 13 minutos de película, incluyendo los créditos, se hace insoportablemente eterna. Por cierto. ¡qué mal hacen playback tocando el violín y el arco. Ya podían haber cogido a actores que supieran tocar el violín asiático y lo hicieran de verdad, pues la música no destila virtuosismo alguno.
... Barco que mucha gente alquila con frecuencia para pescar. Y la gente sabe el tiempo que lleva la niña allí, y se pregunta si el viejo es su abuelo... y sospechan que en realidad se quiere casar con ella, y que la ha tenido secuestrada.
Cuando los pescadores babosos tratan de meterle mano a la niña, el viejo les dispara con el arco. La propia niña también lo hace, hiriendo gravemente a algunos. ¿Nadie, después de volver a tierra, denuncia los hechos a la policía?
La niña se torna saboría con su hasta hace poco amado viejo, que loco de celos a causa del tonteo de ella con los clientes del barco, empieza a tachar de su almanaque los días de tres en tres, y arranca hojas del mismo como si así fuese a llegar antes la fecha en que la niña cumpla 17 años (debe ser la edad legal para casarse en Corea del Sur). Pero cuando ya la niña no puede más es cuando aparece un joven guapete, del cual se queda prendada. Este joven cliente, después de haber sido amedrentado con las saetas del viejo, tiene el valor de volver al barco después de haber investigado que en realidad los padres de la niña la llevan buscando diez años, y trae un cartel que lo prueba. Va sin la policía, esperando liberar él solo a la niña del cautiverio. Y quien lo lleva al barco en una lancha se larga, dejándole solo con el Greenyayo. Y pasa allí algunas noches, exponiéndose de nuevo a la ira del viejo.
La niña se va con el joven en la lancha, pero se da cuenta de que el viejo se está suicidando, lo cual ella impide. Le tiene cariño en el fondo, y entonces se auto-casa con él, en una ceremonia con el jovencito como único testigo, que está ahí como un pasmarote. La empatía que habíamos conseguido con la niña desaparece por completo.
Y también desaparece nuestra empatía con el joven que intenta salvarla, no sólo por su pasividad ante la burda situación, sino porque en un ataque de frustración le pega tortas a una de las pobres gallinas que han usado para la boda.
El final no hay por dónde cogerlo ya que el viejo, después de haber logrado su objetivo, se suicida tirándose al agua (solución muy poco creíble para ser un marinero pescador) y su espíritu desvirga a la niña ante los ojos atónitos del jovenzuelo.
La música, si es que se puede llamar así al pastiche "new age - rollito de primavera" de los últimos 13 minutos de película, incluyendo los créditos, se hace insoportablemente eterna. Por cierto. ¡qué mal hacen playback tocando el violín y el arco. Ya podían haber cogido a actores que supieran tocar el violín asiático y lo hicieran de verdad, pues la música no destila virtuosismo alguno.