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España España · Oviedo
Voto de babayu:
7
Ciencia ficción. Acción Cada 5.000 años se abre una puerta entre dos dimensiones. En una dimensión existe el Universo y la vida. En la otra dimensión existe un elemento que no está hecho ni de tierra, ni de fuego, ni de aire, ni de agua, sino que es una anti-energía, la anti-vida: es el quinto elemento. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inclasificable obra de Luc Besson, cineasta que venía de hacer tres interesantes pelis: León (El Profesional), Nikita y El Gran Azul; aquí se nota una inyección de pasta a mansalva, que el francés utilizó para crear un divertimento bizarro, una especie de comedia de acción futurista, en la que se homenajea, con mayor o menor claridad, a un buen puñado de pelis míticas. La historia es así: un antihéroe, Korben Dallas (Bruce Willis tirando de su registro de John McClane), a quien, moviéndose en un futuro que parece el de Blade Runner con más luz y colorines, le cae la faena de tener que proteger el Quinto Elemento, clave para salvar al mundo; para ello, Besson rodea a su héroe por un lado de los buenos, como los simpáticos sacerdotes (Ian Holm, haciendo de Cornelius , recuerda inevitablemente a un Obi Wan pero sin la Fuerza ni nada, un curilla torpón al que su tarea le queda demasiado grande), la insoportable superstar de la radio, Ruby Rhod (injustamente denostado Chris Rock por hacer este personaje, cuya cualidad precisamente es ser cargante), la extraordinariamente bella Leeloo, compendio de la perfección o la soprano alienígena Diva Plavalaguna (sorprendente canción la que canta, con voz de Sarah Brightman), y por el otro lado, los malos, desde el esbirro Jean-Baptiste Emmanuelle Zorg, los mercenarios Bangalore, opuestos a los buenos y un tanto memos Mondoshawan, todos al servicio del malvado, que lo es a lo grande, un planeta oscuro y chungo por excelencia.
Pero lo que me ha gustado es que todo este universo creado por el francés, basándose en varios de los grandes dibujantes de cómic franceses, como Moebius (referencia a Alien) y vestido por los futuristas diseños de Jean Paul Gaultier, es de lo más cachondo: frente a la trascendentalidad de la milonga de los elementos, y la movida de salvar el mundo y tal, contrapone un espíritu burlón, divertido, grotesco y cutre, que le da al conjunto una pátina de pasatiempo entretenidísimo y sin pretensiones de filosofía petarda, enfermedad que aqueja a un buen número de las grandes obras del género de Ciencia Ficción.
babayu
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