Lo que hace David Serrano es recurrir a dicho deporte a modo de mero contexto para plantear una típica comedieta romántica con sus resabidos tintes dramáticos. El problema no se encuentra tanto en la redundancia, sino en lo insípido que resulta todo, la caricatura barata, la insufrible sobreactuación y el aire de disparate que anula todo poso de credibilidad y de interés. Hay alguna que otra secuencia que presenta un mínimo de interés, pero es muy aislada dentro de un metraje de dos horas de indigesta españolada. Eso que el servidor puso de su parte, para tratar de quedarse solo con lo bueno, pero no ha sido posible. Los talentosos intérpretes están desaprovechados y son sometidos a una fórmula de hacer cine que tiene unas propiedades narrativas propias de una sitcom poco graciosa. Porque a lo largo de las dos horas pasan muchas cosas por así decirlo, pero la atmósfera que predomina en todo momento es siempre la misma, como si toda la película se desarrollase siempre en una sola estancia y a lo largo de un único acto. No existe la menor variación en el tono, ningún contraste a lo largo del insustancial compendio de interacciones entre los integrantes de un elenco exagerado. No hay matices ni claroscuros ni nada que vaya más allá de lo obvio. Y es algo, aparte de ser muy poco realista, resulta aburrido. Las sitcoms son al menos más divertidas. Lo único que le interesa al realizador es saturar al espectador con el estruendo que puedan causar las monótonas peripecias de unos personajes a los que se les obliga hacer el indio (se persigue la función cómica) sin lograr el único objetivo, que es divertir. Hay conformismo que tiene por límite creativo cuadrar escenas mediocres y lograr formar la estructura de una película. Nada más. Lo que me sorprende es que puntualmente se exalte sobremanera una película de este tipo, pero que al grueso de formatos similares que suscriben la ausencia de valor de esta película (clichés fáciles y aburridos, desdén en la descripción, escasa enjundia argumental) luego se las tache de mediocres y se las aglutine en la categoría de españoladas, cuando todas comparten las mismas características. Siendo sincero, aunque no sea habitual, hay alguna que otra película de este tipo que goza de mi agrado, cosa que reafirma la premisa de la poca exigencia de muchos cuando van a ver una película de este tipo. Afirmación que anula la relación de toda crítica negativa a este modelo de cine con desprecio indiscriminado por el cine portador de unas características determinadas.