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Voto de AriasGSergio:
6
Fantástico. Drama Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este nuevo ... [+]
16 de octubre de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un monstruo viene a verme es un cuento dentro de otro cuento, pura metaficción, cuya moraleja es superar ese miedo perenne a perder algo. En este relato, Bayona redistribuye los roles arquetípicos de todo cuento de hadas: el niño protagonista es el príncipe, su madre es la princesa, su abuela es la reina y su abuelo, el difunto rey. Además, el vetusto boticario es un oncólogo y el temido y feroz dragón es un mal moderno: el cáncer.

La película es una obra continuista dentro de la filmografía de un director que se ha dedicado a explorar las dinámicas paternofiliales en todos sus filmes (El Orfanato, Lo Imposible). Y su formato se dirige a esa complicada edad que es el paso de la niñez a la adolescencia, con un mensaje infantil pero una estética adulta. Además, el filme está confeccionado con retales de clichés. Pero desde el primer momento reconoce su previsible parábola: "La historia empieza como todas, con un niño y una pesadilla".

Su premisa recuerda a Mi vecino Totoro: un niño que se refugia en su inabarcable imaginación para afrontar una situación límite de su vida. De hecho, ambas llegan a compartir incluso planos. Aunque la de Bayona es una obra desprovista de la inocencia del Studio Ghibli y puramente autoconsciente: desde el inicio del filme el joven protagonista sabe en todo momento que ese monstruo es un sueño y no existe.

Fiel a la estética gótica que Bayona llevó al extremo en la serie Penny Dreadful, el largometraje raya en la delgada línea que separa el drama del melodrama. Y llega a tener tres finales. Pero el realizador español sigue adelante en cada uno de ellos revolcándose en el kleenex en un claro exceso de expresividad. Muchas veces el grito más alto es del silencio.
AriasGSergio
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