No es una de las obras maestras del Maestro, pero es Kurosawa en estado puro, ese Kurosawa que despegó ya imparable en 1948 con El ángel ebrio y que en 1950, mismo año que Escándalo, daría a luz también a la eterna Rashomon. Tal vez por haber puesto toda la carne en el asador con Rashomon, Escándalo de la sensación de poder haber sido mejor.

En esta película se ve una de las versiones más optimistas de Kurosawa, ese gran humanista que durante sus 4 décadas como director de cine nos regaló 3 decenas de películas. Escándalo no tiene protagonistas humanos como tal, sino que se sirve de ellos para hacer una dura crítica a la prensa del corazón, a la abogacía y por supuesto a la arbitraria y corrupta justicia, aunque contra todo pronóstico tiene una final justo para todos. Curiosamente, Escandalo es la idea contraria de Rashomon, sin entrar en calidad interpretativa, plástica y resultado final.

Kurosawa se sirve de situaciones y personas para desnudar, como siempre, al ser humano. También lo hace desnudaádose a sí mismo, sin tapujos, y trasladándonos sus sentimientos y reflexiones que a la vez, servirán de contrapeso con Rashomon.

Si ves Escándalo, tienes que hacerlo sabiendo que es como un cuento de navidad en el cuál la protagonista es la idea de la justicia. A priori parece no tener mucho fondo de armario, pero Kurosawa sabe como dotar de profundidad a sus películas gracias a su narrativa y Escandalo es mucho más profunda de lo que parece.

Eclipsada por Rashomon, que esto es totalmente lógico, ha sido bastante infravalorada por la crítica y además muy poco vista, pero es totalmente recomendable si te gusta el cine y sobre todo si quieres entender la obra de este coloso del cine que vuelve a hacer trío con Toshiro Mifune y Takashi Shimura. Una buena película, disfrutable hasta el final, que conmoverá en algunas partes y que dejará un sabor de boca por ser una fantasía atípica en la filmografía del Maestro.