Tras dirigir diversos capítulos para series de TV de Universal y así poder madurar y conocer más a fondo tanto la técnica como el lenguaje cinematográfico, Spielberg da el salto al largometraje con un relato corto de Richard Matheson destinado en un primer momento para su consumo exclusivo por televisión.
La agobiante historia de un hombre de negocios perseguido en el caluroso e infernal desierto californiano por un demoniaco camión con el único fin de verlo estrellado en la cuneta le brinda a un joven Steven Spielberg la oportunidad de rodar una magnífica road movie que no da tregua a lo largo de sus 90 minutos de duración y de esa forma desplegar todo su arsenal y talento fílmico narrativo, que es mucho.
Desde su comienzo con esa cámara subjetiva haciendo de coche hasta, por citar algún ejemplo, el travelling descriptivo que nos presenta a un mugriento y fantasmagórico camión podemos intuir que la intención del director es no parar, moverse, hacernos participe en primera persona de la pesadilla de David, correctamente interpretado por Dennis Weaver, y jugar con el miedo a lo desconocido e inexplicable. Otra pieza clave del film es no mostrarnos en ningún momento al conductor y convertirlo en algo diabólico, una especie de fantasma de la carretera cubierto en lugar de por una sabana por la cabina de un camión cisterna.
Genial y sobresaliente el uso del montaje, vital para alcanzar el suspense y la intriga que la historia necesita, aunque, por poner algún pero, existen demasiados errores de raccord, pero… ¡¡que más da!!. El resultado final fue tan sumamente bueno que los productores decidieron añadir alguna secuencia extra para su estreno en salas comerciales.
Quizás “Duel” no sea la mejor película del director de “Tiburón” pero si es uno de los mejores ejemplos de la base de su cine que tanto nos hará disfrutar en sus siguientes films.
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