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España España · Málaga
Voto de Kaori:
10
Aventuras. Drama. Bélico El Cairo, 1917. Durante la Gran Guerra (1914-1918), T.E. Lawrence (Peter O'Toole), un conflictivo y enigmático oficial británico, es enviado al desierto para participar en una campaña de apoyo a los árabes contra Turquía. Él y su amigo Sherif Alí (Omar Sharif) pondrán en esta misión toda su alma. Los nativos adoran a Lawrence porque ha demostrado sobradamente ser un amante del desierto y del pueblo árabe. En cambio, sus superiores ... [+]
4 de mayo de 2014
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Lawrence de Arabia» me fascinó cuando la vi, siendo yo más jovencita. Con ese recuerdo a flor de piel, uno se reencuentra con esta película con miedo a sentirse decepcionado. Doscientos veintidós minutos después, la fascinación continúa.

Si algo (realmente lo único) he de criticar a David Lean es que incurra en esa contención dramática que ya he percibido en algunas de sus otras obras. Aunque «Lawrence de Arabia» tiene situaciones y argumentos capaces de dar rienda suelta a la más intensa emotividad, Lean se frena por momentos. Sin este detalle, la película podría haber sido aún mejor de lo que es. Quizás es que hubiera sido ya demasiado perfecta para que el género humano lo soportase. Sí, puede ser.

La fascinación que ejerce «Lawrence de Arabia» tiene su raíz más profunda en ese personaje que es por sí mismo icono del Cine y del Arte: el mero hecho de ver a Lawrence en su traje blanco con la mirada concentrada en no sabemos dónde nos transporta al lejano exotismo de los imperios y las tribus árabes. Admito que a mi se me olvida que es un personaje real, con vida real e historia real, porque este Lawrence trasciende. Porque este Lawrence «extraordinario» tenía que existir, aunque sólo fuese en la ficción. Porque debíamos conocer a este mesías británico de ojos azules y piel pálida que escribe sobre la arena, los trenes y la sangre su propio destino... o cree hacerlo. Este Lawrence endiosado, sombra de otro hombre, anhelante explorador y aventurero de su propia psique, alma compasiva y terrible. Sí, yo también le quiero y le temo. Casi le adoramos. Estamos dispuestos a hacerlo, aunque «no es perfecto».

Peter O’Toole, mágico. De Alec Guinness sobran las palabras, Anthony Quinn inconmensurable y Omar Sharif, maravilloso. Cuando mira a Lawrence nos estremecemos; sus ojos parecen querer penetrar en él para conocerle, un imposible de lo que él mismo terminará dándose cuenta. José Ferrer aparece cinco minutos, pero vaya cinco minutos; le sobran cuatro para que haga temblar la pantalla. La banda sonora de Maurice Jarre, un grande de la música, es de una belleza que te consume, en todas y cada una de las variaciones que compone.

Una película de escenarios deslumbrantes, espacios en su mayoría abiertos y libres entre los que predomina, cómo no, el desierto luminoso y limpio, donde transcurre una de las escenas más espectaculares que el Cine ha podido crear: el casi espejismo de la aparición de Alí. El tiempo se desplaza, detenido, expectante, no hay prisa ninguna en ese horizonte de dunas blancas. Esas cosas ya no se hacen. Diálogos geniales, alta literatura que enriquece de un modo incalculable la historia y los personajes; cada frase suma valor a la película, porque está dicha con un propósito constructivo, explicativo, fascinador, especialmente si quien habla es el ya mítico Lawrence.

Obra cumbre imperecedera donde la política, la Historia, la guerra, el Hombre, los sueños y el ánimo aventurero forman una unidad compacta inolvidable. Asómate al abismo de los ídolos. No querrás salir de él.
Kaori
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