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Voto de Kaori:
3
7,5
10.137
Comedia. Drama
Don Rafael Costa, embajador de Miranda, y el matrimonio Thévenot están invitados a cenar en casa del matrimonio Sénechal, pero a causa de un malentendido tienen que ir a un restaurante. Cuando llegan, no pueden cenar porque el dueño del lugar ha muerto. A partir de ese momento, las reuniones de este selecto grupo de burgueses se verán siempre interrumpidas por las circunstancias más extrañas, algunas reales y otras fruto de su imaginación. (FILMAFFINITY) [+]
6 de mayo de 2023
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descubro que «El discreto encanto de la burguesía» tiene el Oscar a mejor película extranjera, cosa que me hace pensar, o repensar, que a los norteamericanos es que les encanta lo raro y burdo. Me los imagino viendo el ejército-fumador de marihuana y al obispo-proletario mientras exclaman «So witty!».
Uno de los problemas de esta película es que es una comedia que no hace ni puñetera gracia. La trama se vuelve harto repetitiva y su aire absurdo no ayuda a que sea mejor. Siempre he defendido el absurdo con lógica, y esto no la tiene. A mí no me parece lógico que una pareja huya de casa para tener sexo o que unos diplomáticos trafiquen con droga llevándola en su propia maleta. Tampoco es gracioso. Ni siquiera la sátira es acertada: para denunciar los defectos de la burguesía, tienes que achacarles vicios aleatorios. Porque ser traficante de droga, como todos sabemos, es la principal ocupación de los diplomáticos y empresarios…
Esto me lleva a un segundo inconveniente que me inquieta sobremanera: no entiendo la crítica ni la propuesta alternativa. Qué cultura y qué moral se defiende en contraposición a esta forma de vida tan perdida. Por ejemplo, ¿se está criticando la infidelidad, o se critica porque son ellos? Me temo que no hay respuesta. Además, tenemos que creernos que esta gente rica y sana, en el fondo son unos desgraciados… Porque sí, claro.
Ridículo, no me digáis que no.
Uno de los problemas de esta película es que es una comedia que no hace ni puñetera gracia. La trama se vuelve harto repetitiva y su aire absurdo no ayuda a que sea mejor. Siempre he defendido el absurdo con lógica, y esto no la tiene. A mí no me parece lógico que una pareja huya de casa para tener sexo o que unos diplomáticos trafiquen con droga llevándola en su propia maleta. Tampoco es gracioso. Ni siquiera la sátira es acertada: para denunciar los defectos de la burguesía, tienes que achacarles vicios aleatorios. Porque ser traficante de droga, como todos sabemos, es la principal ocupación de los diplomáticos y empresarios…
Esto me lleva a un segundo inconveniente que me inquieta sobremanera: no entiendo la crítica ni la propuesta alternativa. Qué cultura y qué moral se defiende en contraposición a esta forma de vida tan perdida. Por ejemplo, ¿se está criticando la infidelidad, o se critica porque son ellos? Me temo que no hay respuesta. Además, tenemos que creernos que esta gente rica y sana, en el fondo son unos desgraciados… Porque sí, claro.
Ridículo, no me digáis que no.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Estoy absolutamente segura de que todo es un sueño de Fernando Rey. Al final, con tanto soñar con comer, se levanta en medio de la noche y se pone a devorar un asado, lo que puede ser una alegoría de las clases poderosas alimentándose de las clases bajas y engordando a su costa, y bla, bla, bla…
Ese juego onírico es lo que más me ha gustado.
Ese juego onírico es lo que más me ha gustado.