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España España · Málaga
Voto de Kaori:
8
Intriga. Thriller. Ciencia ficción. Drama César, un atractivo joven que ha heredado de sus padres una gran fortuna, vive en una espléndida casa en la que organiza lujosas fiestas. Cuando una noche conoce a Sofía y se enamora de ella, Nuria, su antigua amante, se muere de celos. Al día siguiente, yendo en coche con César, Nuria intenta suicidarse provocando un accidente. Cuando César se despierta en el hospital descubre que su rostro ha quedado horriblemente desfigurado. (FILMAFFINITY) [+]
28 de enero de 2012
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Seguro? Habrá que llegar hasta el final para darnos cuenta de si, ingenuos de nosotros, sabemos distinguir o no el sueño de la realidad. Vaya por delante que yo sigo en la duda.

La vi hace millones de años y la recordaba interesante, pero con lo que me he encontrado esta segunda vez es con una auténtica joya del cine español. Y, por qué no, con lo mejorcito de los últimos tiempos a un lado y otro del charco. Mientras la veía, recordaba inevitablemente a ese gran mito llamado «Matrix» que acaba siendo bazofia si se compara con «Abre los ojos».

Porque Amenábar logra aquí lo imposible: mantener una dicotomía perfecta entre el sueño y la realidad. Absolutamente perfecta. Ya desde el principio empieza a construirse la historia, paso a paso, pero con extrema coherencia. Nada es anecdótico, todo tiene un sentido y una causa. No, no te esfuerces: nada de lo que veas puede ser. Y, al mismo tiempo, puede serlo todo. Brillante.

Además, no es nunca pedante ni plasta; es decir, que ni frasecitas «guays» ni discursos grandilocuentes para liar al espectador. En «Abre los ojos» la filosofía es concisa, casi transparente, porque te llega sin darte cuenta y, quizá por eso mismo, consigue ser profunda. Acabada la película, la reflexión es inevitable: ideas sobre el soñar, el morir, el vivir, la esencia de las cosas o la percepción de la realidad alcanzan unas cotas que no recuerdo haber visto antes en el cine.

Lo más flojito, para mi gusto, son las interpretaciones. Eduardo Noriega cumple sin grandes alardes con su papel de niño rico y guaperas, pero cada vez que veía a Penélope Cruz era como una patada en el estómago. La mejor, la siempre enigmática Najwa Nimri; atentos a todas sus apariciones porque no dejarán indiferentes. También es verdad que por momentos es un poco rudimentaria, pero en fin, entonces sería una obra maestra, claro.

Sólo me queda esperar, en vano, que Amenábar vuelva a sus orígenes. Por lo demás, tenéis que verla. Cien por cien recomendable.
Kaori
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