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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Drama Fiel adaptación para el cine de la obra homónima de Shakespeare. Terminada la guerra civil entre César y Pompeyo (49-46 a. C.), César se convierte en dictador vitalicio y concentra en su persona todos los poderes, lo cual implica, de hecho, la desaparición de la República. En el año 44 a. C., Casio y Bruto, dos nobles romanos defensores a ultranza de las libertades republicanas, encabezan una conjura contra el dictador, que es asesinado ... [+]
6 de julio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensemos que así fue. Que el Arte complete la Historia. Pensemos que Julio César pronunció ese «¿Tú también, Bruto?» con la elegancia y el desgarro con el que lo pronuncia Louis Calhern en su último suspiro.

Pensemos que Marco Antonio tenía un físico de verdadero dios romano, transfigurado en un Marlon Brando de piel reluciente y bronceada, y suaves músculos. Su presencia es, en una palabra, apoteósica. Porque él era más, mucho más que un rostro inigualable. Marlon hace el monólogo más impresionante de la película, a los pies de un César muerto, a solas con su furia. Pensemos también, por qué no, que Bruto tenía la elegancia de James Mason, y que el espectro de su víctima le atormentó en las vigilias.

Pensemos que sí, claro, que Calpurnia soñó que César moría, aunque nadie la creyese, y que la noche antes toda clase de prodigios camparan por Roma. Que las fieras parían en medio de la calle, que se incendiaba la ciudad, que los muertos salían de las tumbas para anunciar al mundo, al universo, que iba a morir César.

Película especialmente dirigida a los amantes del teatro, ya que es puro teatro llevado al cine. Diálogos, puesta en escena, interpretación, todo es teatro, y además del bueno. Tiene una primera parte muy destacable, pero a partir del crimen las intrigas que se desatan hacen que baje el nivel al volverse algo lenta y poco relevante. Pensemos que, después de César, ya nada pudo ser igual.

Yo hasta la calificaría de rareza cinematográfica. Elegante y sencilla en su forma, pero, ojo, de tal complejidad que requiere máxima concentración. Así pues, muy recomendable.
Kaori
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