Cuando perteneces a la clase media en un país tercermundista como es mi caso, la realidad que Meirelles nos pinta en Ciudad de Dios no parece tan extraña ni alejada, al igual que la mayoría de los pintorescos personajes de la película, uno desde niño tiene amigos de todo tipo, la mayoría buenos chicos con los que compartes tu vida por algunos años, desafortunadamente ya desde cierta edad uno va viendo como algunos empiezan a desviar sus caminos, no por malos sino porque sus realidades no les dejan otra salida.

Esta es la realidad que retrata Meirelles en su película, la vida de unos chicos sin opciones, que no podrán ir mas allá que la realidad que los rodea, nos dibuja a un grupo de jóvenes delincuentes con familias, amigos y sentimientos que lo único que quieren es salir adelante pero de la única forma que conocen... la violencia...

La película ocurre en una favela de Rio, pero bien pudo haber sido en un barrio de Bogotá, Caracas, La Habana, Buenos Aires o en cualquier lugar del mundo, después de todo, todos estamos cerca de una Ciudad de Dios como en mi México al que pronto le podremos llamar El País de Dios....