Estamos ante un buen ejemplo de dejar los prejuicios a un lado. Muchas son las críticas en las que he comentado mi animadversión hacia la laureada MERYL STREEP y sus excesos. Si sumamos también la aparición en escena de HUGH GRANT, mis expectativas eran desalentadoras ante lo que iba a visionar. Únicamente me atraía el film por lo poco que conocía de la historia y en especial por la buena mano de su director STHEPEN FREARS.
Pues bien, el resultado final ha resultado agradable. Se narra una historia basada en hechos reales de FLORENCE FOSTER JENKINS , una excéntrica millonaria que entregó su vida a la música y a llegar a ser soprano con un resultado lamentable pero disfrutando de una curiosa fama.

El estupendo FREARS maneja bien la trama, con delicadeza, dando muestras de su buen hacer y con una ambientación destacable, resultando visualmente interesante y con un cuidado trato del vestuario y la estética de los años 40. La historia está plagada de situaciones simpáticas que hacen del humor la tónica básica sobre la que el director se apoya para dar forma a la película. Aun así estamos ante uno de los trabajos más regulares del director.

Respecto a la pareja STREEP-GRANT, comentar que consiguieron borrar (en lo que a este film se refiere) mi opinión sobre ellos. Es posible que en el caso de ella sea por las características del personaje, un personaje raro e histriónico de por sí al que MERYL se acerca y da vida de manera muy reseñable, esta vez sus tan manidas y alabadas sobreactuaciones no están de más. Y GRANT está sin lugar a dudas ante su mejor trabajo, muy destacable y meritorio de principio a fin. Destacar también el papel secundario de SIMON HELBERG que roba la sonrisa del espectador en todas sus secuencias, bien es verdad que en un papel muy agradecido. Debilidad la mía por su parecido a ALVARO VITALI y sus “horribles” pero simpáticos papeles como JAIMITO.