Iñárritu vuelve a traficar con la miseria ajena en este dramón que abusa de la ensañación. Un inmenso Bardem interpreta a un medium - explotador - padre soltero - moribundo que las pasa canutas para sobrevivir en un barrio marginal de Barcelona, pero que hará lo que sea para que sus hijos salgan adelante cuando él no esté.

El director nos somete a una manipulación permanente, mostrándonos a un hombre desesperado, intentando superar las trabas que le pone la vida. Pero de una manera miserable, efectista y condescendiente. Además, la cinta es larga y tediosa. Lo único que se puede salvar de ella es la impresionante actuación del cavernícola patrio, sobrecogedora en todo momento. Espero que el director se deje de explotar la miseria humana la próxima vez, y nos muestre una historia dónde no deje caer tanto sufrimiento sobre un personaje.

Lo mejor: Javier Bardem.
Lo peor: Su guión manipulador y cobarde.

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