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Voto de Cinéfilo de mierda:
8
Ciencia ficción. Aventuras El multimillonario John Hammond consigue hacer realidad su sueño de clonar dinosaurios del Jurásico y crear con ellos un parque temático en una isla remota. Antes de abrirlo al público, invita a una pareja de eminentes científicos y a un matemático para que comprueben la viabilidad del proyecto. Pero las medidas de seguridad del parque no prevén el instinto de supervivencia de la madre naturaleza ni la codicia humana. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2018
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Todo el puto mundo ha visto “Jurassic Park” y, joder, todo el puto mundo sabe que es BUENA. Así que vamos a hablar de otras cuestiones que creo que son importantes de conocer.
El ser humano, en ocasiones, es bastante reacio al cambio y al progreso, y no le faltan motivos: cientas son las obras artísticas que no saben comprender los avances tecnológicos, y los acaban utilizando indebidamente. En el caso de VFX, los efectos especiales generados por ordenador, esta problemática es super acusada, pues la padecen la mayor parte de las obras que consumimos de forma masiva hoy día. Pero cada nuevo avance cuenta con un período de madurez que nos regala buenos ejemplos a seguir; y dentro de estos buenos ejemplos, existe un número aun más limitado que hacen de la exploración de las posibilidades narrativas de X tecnología su principal aporte al medio. Estas obras, lejos de mostrarnos cómo de grande la tienen o cuantísimos millones han costado, construyen su propuesta alrededor del nuevo campo a explotar SIN olvidarse de la propuesta en sí misma: el sonido de “El cantante de jazz” o el uso del color en “El mago de Oz” serían un par de muestras de ello. En el caso de los VFX, la gran pionera sería “Jurassic Park”.
Las personas más tiquismiquis me echarán en cara que el film que nos ocupa NO es la primera obra con imágenes CGI, y razón no les faltará; peeeero “El mago de Oz” tampoco fue la primera obra a color, ni “El cantante de jazz”, el primer ejemplo de sonido en el cine. Aquí no estamos hablando de quién llega antes, si no en QUÉ momento se deja de “investigar” y se pasa a “explotar”. En las imágenes por ordenador, tenemos muestras previas en películas como “Tron”, “Abyss” o “Terminator 2” -a Cameron le mola muchísimo esto de las nuevas tecnologías-; pero si fue Spielberg el que supo INTEGRARLAS correctamente y conseguir resucitar especies que llevaban siglos extintas… como cierto personaje de la obra, ¿no?
Bueno, luego seguiré con eso. Primero deberíamos pensar qué nos cuenta la obra en un primer nivel de lectura, sin meternos en rayadas: su protagonista, interpretado por Sam Neill, es un tipo que siente un profundísimo rechazo por “lo nuevo”, incluyendo a los mecanismos de sujeción y a los niños. Ese hombre CAZARÍA su comida si pudiera. Y encontraremos esta dicotomía a lo largo de todo el metraje, encontrándonos a diversos personajes que enfocan la situación desde diversos puntos de vista.
De este modo, Hammond y Nedry quieren aprovecharse de ella, uno con un afán algo más humanista y otro exclusivamente en pos de su propio beneficio. Éste último acaba como acaba, pero en Hammond conviene que frenemos para comentar el mensaje anticapitalista al que Spielberg nos tiene acostumbrados: representa al empresario inmoral que viola las leyes de la naturaleza sin consideración alguna. Por otro lado tenemos al matemático rockero, que se encuentra en contra por un conjunto de rayadas muy chungas relacionadas con el desarrollo natural de las especies y la imposibilidad de predecir su evolución -la vida se abre camino y todo eso-. El punto de vista del cazador del parque es diferente, y lo que hace es sentir hacia los dinosaurios un profundo respeto que casi roza el temor. Y, volviendo con los pro-dinosaurios, el abogado que encarna los aspectos más negativos de Hammond, alejado del matiz sensible de éste. Un conjunto de personalidades bien diferenciadas que funcionan a la perfección y que representan, a grandes rasgos, las diferentes posturas sociales ante los avances científicos.
Si escarbamos en lo profundo, nos encontramos con un Spielberg lanzando un mensaje muy oportuno en un momento en el que el ser humano debía empezar a plantearse si existen límites que la ciencia no debe traspasar: aunque aun no había llegado la oveja Dolly, ME IMAGINO que ya era un proyecto conocido por la sociedad, junto con muchos otros de ética dudosa. En cualquier caso, era una época de cambio en el que convenía replantearse muchas cuestiones, y el cine no quedó exento de ello, pues se acercaba lo digital. Podríamos ver el hecho de utilizar la tecnología para criticar el abuso de la tecnología como algo HIPÓCRITA; pero yo prefiero verlo como un ejemplo de buena praxis. Me gusta verlo como Spielberg lanzando un mensaje directo a la industria, algo así como “guay, tenemos esto y mola mucho, pero no os flipéis demasiado por que puede que os volváis locos y tal”.
¿Qué tenemos ahora, 25 años después? En términos científicos, no veo mucha polémica más allá del testeo de productos de belleza en animales, algo que se está combatiendo correctamente. En términos cinematográficos, sin embargo, tenemos una de cal y otra de arena. Parece que ya hemos superado la etapa del CGI por el CGI, con películas vacías de significado que centraban su espectacularidad en renders. La animación nos está dejando obrazas geniales y todavía existen propuestas que no necesitan de cromas ni mierdas por el estilo. Se puede decir que vamos BIEN.
Sin embargo, vuelvo a mirar “Jurassic Park”. Veo los primeros dinosaurios. El informático debe robar a su propia empresa. Se ha escapado el T-rex, y en el otro coche están los dos niños solos. El coche se va a caer del arbol. Estampida. Hay que saltar la valla, pero en otro punto están a punto de poner en marcha la electricidad… quizá pueda pecar de ser excesivamente fragmentada, pero esta película son situaciones planteadas con maestría, y como los personajes salen de ellas. Derrocha originalidad, imaginación y coherencia por todos lados. Y no olvida la profundidad ni la reflexión. Quizás tan bien, no... Vamos, que no es poco.
Cinéfilo de mierda
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