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Voto de Cinefilicos Chile:
7
Animación. Ciencia ficción. Acción En la Tierra, Haruo y sus acompañantes entablan contacto con la tribu indígena Houtua. Para vencer a Godzilla, ponen rumbo a las viejas instalaciones de Mechagodzilla.
14 de agosto de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix está explotando la veta del animé, con resultados bastante satisfactorios. Mientras esperamos Godzilla: Rey de los Monstruos, vimos la segunda parte de la trilogia que el gigante del streaming está produciendo acerca del lagarto atómico. En la primera entrega nos contaron la historia del momento en que una humanidad al borde de la extinción decide escapar del planeta Tierra, debido al peligro que corría de dejar de existir por culpa de la presencia de un ser supremo y destructivo: Godzilla. Pululando por el basto universo, miles de años después, sin haber encontrado un planeta con características para que la vida humana permanezca, con los suministros apunto de acabarse, el consejo humando decide regresar a su planeta madre. La decisión se ve impulsada por el plan de un militar para derrotar al titán. Porque claro, la versión animé del animal jurásico es casi indestructible.
Historia solida, batallas de nivel estratosférico que sólo el dibujo japonés sabe alcanzar y esa sensación de soledad de la bacteria humana intentando permanecer (muéranse ya, de una vez) se extenderán en una trilogía, que ya tiene en línea su segunda parte.
Hiroyuki Seshita invirtió en historia todo el desgaste que hubiese significado llevar este film al formato live action. Y que bien lo hace, planteando de frente un relato apasionado y desesperado de los últimos guerreros desviviéndose por recuperar la Tierra, enfrentando a un pesado, lento, pero poderoso Godzilla. Es ahí donde erradica su terror, su paso lento y calculado, como del clásico asesino en serie que te persigue por el bosque, trastabillando, y su víctima corriendo, pero da lo mismo, igual la van a atrapar. El lagarto gigante desprende muerte y horror, apoyado sobre un diseño que lo dibuja más grande y alto que cualquier montaña y una inmortalidad que tiene en las cuerdas las aspiraciones, de esos pequeños bicharracos llamados humanos, por recuperar su planeta, misma inmortalidad que extendió la batalla a una tercera y última entrega.
Cinefilicos Chile
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