Admitamos que un 25 por ciento de espectadores no conoce las aventuras del bárbaro creado en el 32 por Robert E. Howard, (no es tan popular como Superman o Batman) que otro 50 por ciento solo las conoce a través de la versión cinematográfica anterior del 82 de John Milius (no se puede decir que fuese una maravilla), que solo un 20 por ciento ha degustado los cómics en sus últimas etapas a color y con diferentes dibujantes y guionistas y que finalmente solo un 5 por ciento tiene en los altares que se merencen los números del 70 al 74 guionizados por Roy Thomas y dibujados por Barry Smith y Buscema. Para estos últimos la nueva versión de Nispel, entiendo que sea poco más que una herejía. Para los demás este último Conan no deja de ser una cinta entretenida de aventuras rozando la serie B con uso y abuso de bonitos fondos digitales que prometen más de lo que cumplen, guión estandard de usar y tirar y factura apañada para que no pesen en exceso las casi dos horas donde un cumplidor Jason Momoa reparte mandobles. La extensa introducción donde toma protagonismo el joven Conan y el siempre eficiente Ron Perlman como su padre hace más llevadero el asunto. Nispel que ya tenía precedentes en este tipo de cintas con la apañada Pathfinder, apuesta por no complicarse demasiado con constantes elipses a modo de viñetas para ir directo al grano. Flojitos los secundarios y mejor los malvados. Conan es mucho más que lo que hasta ahora nos a ofrecido el cine. Asumamos este intento como un aperitivo razonable hasta que aparezca alguien que pueda gritar sin miedo al ridículo: ! POR CROM !.