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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
7
Drama Aydin, un actor jubilado, dirige un hotelito en Anatolia central con la ayuda de su joven esposa, de la que está muy distanciado, y de su hermana, una mujer triste porque se acaba de divorciar. En invierno, a medida que la nieve va cubriendo la estepa, el hotel se convierte en su refugio y en el escenario de su aflicción. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo he visto otra película de Ceylan. La anterior "Erase una una vez en Anatolia" (2011). Suficiente para concluir que me gusta su cine. Tiene la virtud, al menos en estos dos trabajos, de condensar lo divino y lo humano en sus relatos tocando aquello que nos hace ser lo que somos; indefectiblemente seres solitarios acompañados puntualmente del éxito o el fracaso exterior e interior y de aquellos que nos rodean y con cuya relación establecemos lo que queremos ser y lo que en realidad somos. El tiempo, nos va marcando el ritmo, la melodía y los imprescindibles silencios que procuramos duren poco para no quedarnos con nuestras vergüenzas al aire. Todo ello está en el cine de Ceylan acompañado de una bella y crítica mirada a su tierra natal, concretamente a la región turca de Anatolia y en su último trabajo a su parte central Capadocia (Tierra de bellos caballos) que eran regalados a importantes reyes.
Aydin, personaje sobre el que pivota todo lo anterior, también se siente un poco "rey", ha sido actor, ha conseguido el desahogo económico, es culto, esta casado con una joven bella e inteligente esposa y vive y regenta un encantador hotel en un bello lugar. El tiempo del invierno ha llegado a su vida y el frió existencial le pillará falto de abrigo vital calándole hasta los huesos.
Para ello Ceylan se sirve de la palabra más que de la imagen, con unos extensos diálogos, no siempre brillantes ni esclarecedores pero sí que invitan a la reflexión y al debate, entre sus protagonistas magistralmente interpretados por todo el reparto, encerrados en pequeños espacios reales y psicológicos. Bergman y Chejov proyectan su sombra innegable.
Hasta aquí todo estupendo y la Palma de Oro en Cannes. Pero..., desde mi punto de vista no todo lo que reluce es oro. Parecerse a Chejov no es escribir como el ruso, y el guión de Ceylan es a veces farragoso y repetitivo. Parecerse a Bergman no es solo tomarse el tiempo necesario (Bergman no necesitaba tres horas y cuarto en su filmografía) y el lastre de los personajes y su puesta en escena aún dista mucho de las marcadas influencias de Ibsen y Strindberg del sueco. Y a pesar de la cuidada fotografía, Ceylan no sale airoso en los extensos diálogos en espacios cerrados donde la falta de imaginación o recursos técnicos le lleva a abusar de planos y contraplanos mareantes y simplones que no están a la altura de lo que está ocurriendo. Estaba más acertado en su anterior trabajo. Se ha alabado mucho sus exteriores cargados de simbolismo cuando más del noventa por ciento del rodaje son interiores.
Las escenas con el caballo y el conejo dicen mucho más que minutos y minutos de, a veces, brillante dialogo.
Y dicho esto. el cine de Ceylan me gusta. ¿O eso ya lo he dicho?
ELZIETE
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