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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
9
Drama. Romance Un granjero (George O'Brien) convive felizmente en el campo con su esposa (Janet Gaynor). Pero la aparición de una seductora mujer (Margaret Livingston) de la ciudad hace que comience a enamorarse de ésta, y a pensar que su mujer es un estorbo que se interpone en la felicidad entre él y su nueva y sofisticada amante. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno no tiene más remedio que quedarse alelado y con la boca abierta ante la modernidad de esta película, que se adelanta en décadas al cine que vendría después con un Murnau tocado por los dioses de la dirección si no es que es uno de ellos. Casi toda su carrera la desarrolló en Alemania pero cuatro antes de darse un galletón automovilístico que acabo con su vida en Santa Monica, hizo cuatro películas en los USA y en la primera de ellas en 1927, esta de la que hablamos, Fox le dio lo que quiso y Murnau lo aprovechó dejándonos una obra maestra, que nace de un guión mediocre y melodramático pero que en manos de una dirección brillante la convirtieron en una joya irrepetible.

A ver, porque no se ni por donde empezar. Son como tres películas en una. Vamos como Dios y la Santisima Trinidad, tres cosas distintas pero indisolubles. Al principio nos da un recital expresionista lleno de lirismo, angustia e intriga, con unos movimientos de cámara de esos que llevan el sello de: "no me lo puedo creer" en el 27.
Después se marca una comedia realista, que es como un jarro de agua fría cuando estamos sudando. De un triller pasamos a "los paletos se van a la ciudad", y de estar acojonados a reírnos con algunas de las situaciones. La utilización de los espacios, la ciudad, la barberia, el estudio fotografico es impresionante. A mi juicio y con la perspectiva actual le sobran algunos minutos a algunas escenas de esta parte central. Eso y el tono general moralizante hacen que le ponga un 9 en vez del 12 que se merece.

Pero es que el maestro aún nos guarda una tercera parte a la que nos lleva como borreguitos hipnotizados para volver a meternos en otro ambiente donde la tragedia aflora para que se nos vuelva a encoger el alma pillándonos desprevenidos. El tratamiento de los efectos especiales al servicio de la psicología de los personajes, sobre todo de las transparencias inventadas por Fritz Lang tardarán muchos años en volverse a utilizar con tanto acierto. Y por si fuera poco los actores estan convincentes y la fotografía..., Charles Rosher y Karl Struss se llevaron un Oscar por ella en la primera edición de los mismos. Se merecían tres por lo menos.
La película se llevó otros dos a la mejor actriz para Janet Gaynor, aunque en aquella ocasión no se lo dieron solo por esta cinta sino por su labor en otras dos más y Mornau recogió el de mejor contribución artística.
El mejor premio e inigualable es que pasados 87 años nos siga dejando alelados y con la boca abierta una de las últimas películas mudas a la que le sobran las palabras.
ELZIETE
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