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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
7
Drama El planeta ha sido arrasado por un misterioso cataclismo y, en medio de la desolación, un padre y su hijo se dirigen hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Durante el viaje se cruzarán con otros supervivientes: unos se han vuelto locos, otros se han convertido en caníbales. Adaptación de una novela de Cormac McCarthy, autor de "No es país para viejos". (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cormac McCarthy, pedazo de escritor, ganó el Pulitzer en 2007 por su novela corta “La carretera”, una desesperada fábula sobre el amor entre un niño y su progenitor, que intentan sobrevivir a las adversidades del postapocalipsis. Ni en el libro ni aquí se explicitan las causas de la catástrofe, ni falta que hace. Lo primordial es esa exposición de lo más noble y lo más aterrador que el ser humano es capaz, bajo esa inmisericorde capa grisácea que cubre omnipresente la tierra y ahoga toda vida bajo su yugo.

Dos seres anónimos vagan hacia el sur siguiendo la carretera en un futuro desahuciado en el que lo más importante es conseguir el poco sustento que hay disponible. Ante tantas carencias y el derrumbe de la civilización, la gente violentamente deshumanizada conforma grupos de cazadores para subsistir como caníbales. En este contexto de desolación sin límites transcurre la lucha por la supervivencia de un padre para con su hijo. No es una historia complaciente ni una “feel good movie”, sino un conmovedor y aterrador drama.

Trasladar la densa y suculenta prosa del autor de “No es país para viejos”, no debe ser tarea fácil. La pena es que, pese a ser una muy buena puesta en escena de la obra, y aún siendo consciente de que una cosa es el lenguaje literario y otra el lenguaje cinematográfico, sientes que mucha de la riqueza del original se pierde en la pantalla, sobre todo las reflexiones del padre, aquí minimizadas, y el impulso rítmico de la truculenta estructura, aquí algo lacónico. Destacan, eso sí, una espléndida fotografía del genial Javier Aguirresarobe y unas extraordinarias interpretaciones, sobre todo de Viggo Mortensen y Robert Duvall. La película es notable y las imágenes magníficas, sólo que es una narración que se paladea mucho mejor en el papel impreso.

Una traslación esforzada, fiel y meritoria por parte de John Hillcoat, que logra captar muy bien la esencia terrible y maravillosa que emana el relato, pero que disipa aquellos detalles, fruto del escritor, que entronaban al relato como una obra maestra literaria. En este caso, una imagen no vale más que mil palabras. Y menos si provienen del puño y letra de Cormac McCarthy.
RandolphCarter
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