Tiene algo de comedia y mucho más de lo que parece de tragedia. Es ese tipo de cintas que de joven no me gustaban, del estilo de Muerde la bala (1975) de Richard Brooks, y la de Mankiewicz: El día de los tramposos (1970)
Es gracioso lo del oso alcohólico, y el trato al abogado, pero a la vez hay escenas muy violentas, sobre todo la del comienzo, rapidísima, y realmente muy bien rodada.
No sé cómo se rodó la escena de la pelea con el oso, pero me parece genial.
El resto de la trama mezcla con grandes dosis de sentido del humor una historia de auténtica corrupción moral y ética. Elevamos a la categoría de divertido lo que no deja de ser algo totalmente reprochable.
Es una película que se recuerda, básicamente porque es muy distinta a cualquier otro Wester que recuerde, más allá de estos ejemplos y algunos otros similares, siempre rehuido por mi. Me gustan más las películas dramáticas, las comedias y este tipo de medios lenguajes no me agraden demasiado, aunque ésta en concreto sí me agrada.