Se podría definir esta película como fantasía no fantástica. Contradictorio, a que sí, pero es ahí donde reside su encanto, en esos momentos donde se profundiza en la vida misma, consiguiendo una tristeza reflexiva, una empatía hacia los personajes y sus sentimientos.

La trama gira en torno al libro ¨El ladrón de Orquídeas¨ y su adaptación. El problema es que el libro no tiene una verdadera historia que contar. A partir de ahí tenemos el presente, con Cage como guionista de la futura película, fracasado y sin ideas, dando palos de ciego mientras soporta a su hermano gemelo, un buenazo que es todo lo contrario a él.
Y luego un sin fin de saltos al pasado, centrándose en la relación de la escritora, que simboliza la tristeza, con el experto en plantas (y otras muchas cosas), un personaje extrovertido, sin dientes, poco educado, pero que sin embargo posee una gran inteligencia y conocimientos. Solo el avanzar de la trama nos desvelará la evolución de estos personajes y el cruce de sus historias.

Un aplauso a las interpretaciones, esenciales para que funcione el film. Incluso Nicolas Cage lo hace más que bien en sus dos roles.

Comedia, drama, tristeza, felicidad, absurdo... Es todo lo que encontrarás aquí. Como en la vida, ¿o no? Siempre hay historia que contar, incluso donde no hay historia.