A pesar de que desde que empieza la película ya sabemos la identidad de la asesina este título de los ochenta no desmerece para nada al cine slasher de la época. Nos presenta una serie de muertes originales y aunque como ya digo la acción no tiene nada de misterio ni casi suspense a mí personalmente me ha encantado.

El cartel de la película no podía ser más engañoso porque da una idea de que esto es otro slasher ochentero normal y corriente y no, nada que ver con «Halloween» y derivados aunque ahí también sepamos quién es el asesino desde el principio.

Aquí toda la trama gira en torno a cómo se las ingenia María Conchita Alonso —es coña— para matar al resto de los «happy campers» y puedo asegurar que no deja a casi títere con cabeza. Total, que no te gustará si eres un reviejo del blues, del jazz y de los slasher más clásicos pero sí si te gusta sorprenderte por nuevas tramas que no tienen nada que ver con las más convencionales del género.

En la tomatá tiene un catorce de cien por lo que las críticas son más bien negativas, son todos unos reviejos.