Las películas surcoreanas que llegan a occidente pocas veces decepcionan. En esta ocasión tenemos a una madre coraje dándolo todo para demostrar la inocencia de su hijo subnormal acusado de asesinato. La idiosincrasia coreana hace que la relación entre los personajes a menudo nos resulte extraña y chocante.

La película se desarrolla bien, y cuando empieza a parecer lenta se suelta el bombazo que te deja patidifuso.

Lo que me ha parecido curioso es que presentaran esta película como candidata a los oscar. Se ve que no tienen ni idea de que Hollywood es una máquina de hacer dinero y que premia creaciones más comerciales. Esta película es demasiado fuerte y demasiado conflictiva para tenerla en consideración para ese galardón.

No es una maravilla, el final es muy triste, pero es una película interesante.