Si os gustan las películas de acción, personajes guapos, carreras de coches, puñetazos (aunque el protagonista da un buen golpe, haciéndole sangrar el labio, a un ex-compañero), no vayais a verla. Aquí se enseña a los niños a comer sardinas, los dos protagonistas, en su sencillez, se creen burgueses, su lujo es tener una casa en propiedad, y una pérgola hecha por el abuelo. Está rodada con pocos medios:apenas se sale de su barrio en Marsella y su trozo de playa, pero la fotografía es buena, como son las vistas del puerto de Marsella, los muelles, los barcos...
Sentada en la butaca del cine me parecía estar rodeada de amigos, de buena gente, que se hace más real a medida que transcurre el metraje. Sin ser demasiado buenos actores, aunque tampoco desdeñables, te veías involucrado en sus problemas, en sus incertidumbres, les podías leer el pensamiento, ¿debían ayudar al malo, aunque aquí hasta el "malo" es "bueno", después del daño que les había causado?. Y llega el final de la película, un final como tiene que ser al tratarse de "buena gente", para mi más apropiado que "gente pobre" aunque reconozco el tirón de la referencia a Victor Hugo.