La DEA, la CIA, los marines... mas de lo de siempre y siempre lo mismo. Un telón de fondo y un puñadito de excusas para que dos súper tipos se luzcan y demuestren que se las saben todas y que están de vuelta de todo.
Qué pereza, qué aburrimiento y qué tostón. Son tantas las películas de esta guisa que ya son un género y lo de menos es cual sea el supuesto argumento.
Hacía la mitad del metraje siempre me aborda la ansiedad por saber quién ganará, si los buenos o los malos. Pero ahora no diré nada; no quiero desvelaros ese intríngulis.
Estas películas son para adolescentes que necesiten llenar su tiempo con lo que sea, de la misma forma en que se comerían hasta una hamburguesa de madera cuando les aprieta el hambre al salir del cine.
Claro que los actores protagonistas son buenos y que gracias a eso puedo aguantar tanta sarta de tonterías con el pretexto de que eso es el argumento, pero llega un punto de saturación en que me pregunto qué coño hago aquí mirando gilipolleces. Así que no es suficiente con que sus actuaciones sean dignas porque se quedan en nada al estar al servicio de una mala causa.