Christopher Walken interpretó con 40 años un interesante personaje que se asentaba sobre el thriller que tenía por costumbre tratar Cronenberg allá por los 80s sobre un profesor de escuela que, repentinamente, sufre un revés y obtiene unos dones nada desdeñables que consiguen mantener tu atención.

El gran problema de este título, es la inclusión de un actor que ha tenido mayor tacto en territorios cómicos, y enfrentar dichos actores además de una pérdida sobre el hilo narrativo con subtramas políticas que no me importan tanto como el sólo tratado argumental de Walken, hacen de ello que pierda fuelle. Y mucho.

Me interesan más los dos primeros tercios de película donde el protagonista ayuda a otros con un uso recóndito de sus habilidades, mientras que evitar un conflicto mundial hace de sus pretensiones de escritura algo demasiado engrandecido e innecesario. A menudo querer abarcarlo todo ahoga la chispa argumental.

Y todo ello con una duración de apenas una hora y cincuenta minutos; creo que su adaptación no es la más apropiada en su resolución, y también creo, aunque no me guste reconocerlo, que Martin Sheen le roba mucho metraje.

Con todo... es un largometraje entretenido.