Donde reina la ley del más inteligente, con un follón y suficiente astucia ciertos personajes se van adueñando de esa extensión de la mancha urbana, creciente, descontrolada y marginada; el delito y la corrupción son hechos cotidianos, haciendo de sus habitantes víctimas o participes de dichos actos. Ciudad de Dios, película fidedigna de la realidad tercermundista, recorre sin miramientos muchas de las problemáticas actuales de algunos países latinoamericanos, como los asentamientos humanos de forma irregular, inseguridad, desempleo, analfabetismo, narcotráfico, enfrentamiento de bandas delictivas, delincuencia juvenil, proliferación de sicarios a corta edad, la venganza y los móviles que incentivan las alineaciones criminales.

Meirelles retrocede en tiempo y se enfoca en es particular barrio desde su inicio, con tres personajes infantiles de distintas expectativas de la vida y diametralmente opuestos realiza una historia por demás interesante, Cohete, el chico honrado y soñador, concibe un futuro alejado de las armas y el crimen; Bené un tipo amigable, leal y tranquilo, en la búsqueda de su propia identidad, atado a la decisión de su mejor amigo; y por último Ze Pequeño, de los tres, el más rudo y decidido a alcanzar metas al precio que sea; una tercia habituada al entorno ligado por la entera casualidad.

Meirelles y su equipo, realizan un trabajo fascinante y lleno de credibilidad; el guión está muy bien desarrollado, no existen cabos sueltos y cada acción se encuentra justificada. También vale destacar el trabajo de edición, los saltos de tiempo son eficaces, claros, rápidos y concisos, con la historia de algunos personajes secundarios que fortalecen la trama, sin perder en ningún momento el argumento principal.

Junto con Amores Perros al inicio de la década, Ciudad de Dios incuestionablemente se coloca como una de las dos obras de referencia para los amantes del cine de contenido social, que impacta y sirve como modelo a seguir para otras similares, reconocidas, pero a la sombra de la brasileña. Ciudad de Dios un ejercicio difícil de superar.

Tras mi revisión por cuarta ocasión, justamente una mejor categoría: Excelente