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Voto de Juan Marey:
8
Ciencia ficción. Terror El primer cohete espacial británico ha despegado con éxito, y vuelve a la Tierra, pero la comunicación se corta. Sólo uno de los tres astronautas permanece a bordo, y su salud, tanto física como mental está gravemente dañada. Es puesto bajo observación pero su esposa le saca del hospital, liberando de este una gran amenaza para la humanidad, ya que el sobreviviente está siendo consumido por una fuerza alienígena. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante los años cincuenta del pasado siglo, en plena Guerra Fría y en los inicios de la carrera espacial que enfrentaría durante décadas a las dos superpotencias, la ciencia-ficción cinematográfica recibió un extraordinario impulso, de esta época son la mayoría de las obras maestras americanas del género, concebidas siempre dentro de los estrechos aunque flexibles márgenes de la serie B, el incuestionable éxito de aquellas modestas pero excelentes películas inspiró al guionista británico Nigel Kneale para crear el personaje del doctor Bernard Quatermass, este científico, especializado en cohetes y siempre dispuesto a luchar contra las amenazas que se cernían sobre la Tierra provenientes del espacio exterior, protagonizó “The Quatermass Xperiment”, serie televisiva de la BBC, emitida en 1953, con Reginald Tate como Quatermass, el éxito de esta serie animó a los productores, que presentaron en 1955 una continuación de la misma titulada “Quatermass II”, con John Robinson en el rol protagonista, y Quatermass and the Pitt” en 1958, esta vez con André Morell dando vida al científico. Cada una de estas series constaba de seis episodios de treinta minutos de duración y se convirtieron en objeto de culto para los aficionados británicos a la ciencia-ficción, hasta el punto de que, según se dice, las calles de Londres quedaban desiertas cuando se emitían, tras la transmisión de la primera de ellas, la pequeña pero potente Hammer Films, (productora que se especializaría en cine fantástico, sin desdeñar otros géneros como el de Aventuras, el Bélico, o el género por el que es más conocida, el terror, género que nos brindó la época de oro de la Hammer entre finales de los 50 y principios de los 70), se interesó de inmediato por el personaje y decidió llevarlo a la pantalla grande.

El filme nos advierte acerca del peligro que puede conllevar la exploración del desconocido espacio exterior, nos encontramos con el astronauta Victor Carroon que, después de una aterradora experiencia en el interior de una nave, traerá consigo una forma de vida alienígena capaz de reproducirse con asombrosa rapidez, el sufrido protagonista, controlado por el organismo extraterrestre, irá degenerando física y mentalmente hacia un ser amorfo y devastador que se alimenta de seres vivos a los que absorbe.

Uno de los grandes atractivos de la película es su aire casi documental, con diálogos sencillos y cotidianos, rompió totalmente el estilo de las película de sci-fi americanas, el tratamiento de la incógnita que alberga la nave procedente del espacio es tratado por Val Guest de manera soberbia, pero sin entrar en grandes filigranas, lo que te consigue atrapar al espectador de manera colosal. Guest otorga a la cinta el pulso y la tensión narrativa necesarias para atrapar al estremecido espectador, que se ve envuelto en una conseguida y amenazante atmósfera acentuada por la inquietante partitura de James Bernard. Su influencia posterior ha resultado innegable, tal y como se puede comprobar en películas como “Alien, el octavo pasajero” (Alien, 1979) de Ridley Scott o “La mosca” (The Fly, 1986) de David Cronenberg.

La película se estrenó como “The Quatermass Xperiment”, suprimiendo la “E” inicial se pretendía subrayar el matiz adulto que le otorgaba la antepenúltima letra del abecedario (En EE UU se estrenó como “The Creeping Unknown”, en algunas fuentes aparece con este título). Disfrutemos de uno de los grandes clásicos del cine de ciencia-ficción, que es a la vez una de las mejores películas de género que se han rodado en Europa, una producción cinematográfica cien por cien europea que hizo sombra incluso a producciones hollywoodenses de su tiempo, una película genial que ningún amante de la ciencia-ficción puede dejar de ver. Por cierto, quedan ustedes avisados, no se presenten como voluntarios a ningún viaje espacial, que uno nunca sabe lo que se puede encontrar allá arriba.
Juan Marey
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