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Voto de Juan Marey:
9
Drama La vida es dura en la granja de Mac Donald en Nueva Escocia y todavía resulta más difícil para Belinda, una joven sorda cuya desgracia se confunde con discapacidad mental. El nuevo médico de la ciudad muestra interés en ayudarla a salir de su silenciosa cárcel. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos ocupamos hoy de una de las grandes películas de Jean Negulesco, aquel elegante director de cine de origen rumano con un gran don de gentes y ganas de buen vivir. Negulesco debutó como director en 1934, dando instrucciones a Cary Grant en “El templo de las hermosas”, y fracasó. Tuvo que esperar diez años para llegar a la estupenda “La máscara de Dimitrios”, tres más para “Humoresque” (una de las grandes creaciones del infortunado John Garfield) y “Deel Valley”, donde Ida Lupino actuaba maravillosamente; y cuatro años para filmar el caramelo agridulce de “Belinda”, que les abrió a Jane Wyman y a él las puertas del Olimpo. Fue, desde entonces y hasta 1962, con “Jessica” (donde hizo estar más bella que nunca a Angie Dickinson), un cineasta de refinamiento casi institucional en Hollywood, con éxitos del lujo de “Creemos en el amor” (1954), “Un grito en el pantano” (1952), “Cuatro páginas de la vida” (1952): las tres con la extraordinaria Jean Peters; y, sobre todo, de “Como casarse con un millonario” (1953), “El mundo es de las mujeres” (1954), “Sombra enamorada” (1958): en todas poniendo en la picota a Lauren Bacall y, en la primera, contribuyendo decisivamente al lanzamiento de Marilyn Monroe a la leyenda.

“Belinda” es un film muy especial tanto por la maestría del director, como por su temática, o por la propia Jane Wyman. La interpretación de la actriz está llena de melancolía y amor, su personaje vive completamente aislada de los demás por su propio silencio, y la incomprensión de los demás, pero, muy al margen de esto, no es el arquetipo de una persona minusválida, solitaria o triste, sino la imagen imponente de la inteligencia emocional, ese concepto que sirve para describir a las personas fuertes, inteligentes, de personalidad definida, que no permiten que las circunstancias adversas les amarguen la vida. Extraordinaria la actuación de una mujer distinta, casi única frente a una cámara de rodaje, que nos entrega el alma dentro de un mensaje que jamás podremos olvidar, por su excepcional trabajo interpretativo en este film, Jane Wyman fue galardonada con el Óscar a la mejor actriz en 1948, premio conseguido, claro, sin pronunciar una sola palabra... ¡Pura interpretación!

En el film también conocemos al abnegado Dr. Robert Richardson, brillantemente interpretado por Lew Ayres. La elección de Lew Ayres fue un acierto de Jean Negulesco, ya que, todo sea dicho, el agraciado actor tiene pinta de médico. Una pequeña reseña en su estupenda carrera como actor sería recordar el film “Young Dr. Kildare” de Harold S. Bucquet, de 1938, donde Ayres junto a Lionel Barrymore, interpretó a este popular galeno, un personaje de ficción inventado por el escritor Max Brand, y que desde aquellos años ha continuado generando películas, comics, historias radiofónicas y seriales televisivos. Otro buen dato, en la exitosa carrera médico-cinematográfica de Lew Ayres, es que ya había destacado en otro memorable papel, el del Dr. Scott Elliot, encargado de tratar a la inquieta pareja formada por las gemelas Collins (Olivia de Havilland, en doble papel) en la grandiosa “A través del espejo” de Robert Siodmak, de 1946.

Una gran película, un emocionante drama, un desgarrador clásico totalmente atemporal.
Juan Marey
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