Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Marey:
8
Comedia. Romance Una famosa actriz conoce a un elegante y rico hombre de negocios y ambos se sienten inmediatamente atraídos. Él le confiesa que está casado y que su esposa se niega a concederle el divorcio. A pesar de todo, mantienen una feliz y romántica relación.(FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doce años después de su reunión en la película de Hitchcock “Encadenados”, Cary Grant e Ingrid Bergman se volvieron a encontrar bajo la tintura del Technicolor para protagonizar esta estupenda comedia romántica de ambiente sofisticado. Aquí tenemos al gran Cary Grant dejándose las articulaciones en plena efervescencia danzarina al estilo escocés y a la no menos grande Ingrid Bergman, que responde adecuadamente a lo que constituye la esencia del género, esto es, el choque amoroso de dos personalidades antagónicas, a priori con objetivos e intereses contrapuestos, y que se enfrentan, a través de situaciones agridulces que combinan humor y drama, al triunfo de sus mutuos sentimientos. En este caso, todo ocurre bajo la batuta del gran maestro del musical Stanley Donen, y ese amor del director por el musical impregna de algún modo todo el metraje en cuanto a estilo, composición de planos y secuencias, ritmo y, obviamente, el magistral tratamiento de la descacharrante escena en la que Grant se deja llevar, de manera un tanto incoherente respecto a lo que su personaje ha reflejado en los minutos previos, por los alegres acordes de la tradicional música de las Highlands.

“Indiscreta” es una delicia fílmica para solaz de los espíritus románticos, los cuales disfrutarán plenamente de ese amor intenso, casi mágico, vivido por los dos maduros protagonistas con la pujanza de unos enamoradizos quinceañeros, rebosante de miradas luminosas, gestos tiernos y cómplices sonrisas que traspasan los encuadres en las que se enmarcan. Donen ofrece una clase magistral de lo que supone amoldarse al género de la comedia romántica, y lo hace siendo fiel a su estilo, entregándose a unos actores que adaptan a sus respectivas personalidades la historia escrita por Norman Krasna, y que deambulan por unos escenarios grandiosos y exclusivos propios de los musicales de Donen tratados con la colorista y expresiva fotografía de Freddie Young, sombría cuando las nubes amenazan a la pareja, y luminosa y alegre cuando la felicidad -o lo que sea- triunfa.

La película de Donen cuenta además con una gran baza, unos intérpretes sublimes: Bergman está espectacular en su madurez, ya a punto de pasar a un segundo plano en cuanto a importancia y relevancia en Hollywood (desde entonces espaciaría mucho más sus apariciones cinematográficas, a veces con directores de poco renombre y en proyectos de escasa trascendencia, hasta volver por la puerta grande gracias al otro Bergman, Ingmar, en la producción alemana “Sonata de otoño”, de 1978), y Grant explota a fondo la cumbre de su mejor momento profesional (por decir algo, porque ese “mejor momento” llevaba prolongándose veinte años, y todavía duraría un lustro más), justo antes de alzarse definitivamente con la obra maestra “Con la muerte en los talones” (North by Northwest, Alfred Hitchcock, 1959), en un papel con ciertas similitudes al de Philip Adams de “Indiscreta”. Ambos despliegan un recital de humor y sensibilidad para componer dos personajes sólidos y creíbles, imperfectos seres humanos que atesoran múltiples defectos y debilidades, pero cuya fortaleza y determinación en momentos puntuales resulta imbatible.

Delicada, elegante, cálida, sencilla pero a la vez compleja, dotada de memorables momentos como el despliegue coreográfico de un Cary Grant absolutamente pletórico en la única payasada que se permite, a los alegres acordes de la tradicional música de las Highlands, y que nos retrotrae inevitablemente a sus grandes personajes en la screw-ball comedy de décadas atrás, y es que no perdía la compostura ni la elegancia ni siquiera para hacer reír o al ponerse en situaciones ridículas. Por eso para algunos Cary Grant es el más grande actor que ha dado el cine. Sólo por este momento, “Indiscreta” merece visionado y recuerdo, y Grant, imperecedero homenaje.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow