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Voto de Juan Marey:
8
Romance. Drama Historia de amor entre una joven hippie de espíritu libre y un hombre maduro cuyo corazón se ha ido endureciendo con el paso de los años. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Clint Eastwood regresó a Estados Unidos después de su periplo en el “spaghetti western” de la mano de Sergio Leone, aprovechó el espaldarazo recibido para situarse adecuadamente en la industria, las ofertas no paraban de llegar y participó en películas de calidad para concluir con éxito la década de los 60, su productora, “Malpaso”, se hallaba detrás de casi todas sus películas, quedaba claro que Eastwood no sería un actor convencional sino que su rol en el cine vendría marcado por un alto grado de implicación. Su encuentro con Don Siegel cambió su perspectiva y, alentado por el realizador, decidió dar un paso más en su carrera y plasmar en la pantalla toda su capacidad ejerciendo el papel de director. Sus dos primeras películas como máximo responsable deambularon por los terrenos del thriller psicológico y el western, pero también deseaba explorar más terrenos, quería probarse ante retos nuevos y comprobar hasta qué punto era capaz de plasmar emociones en pantalla. En paralelo a la producción y rodaje de la fantástica “Infierno de Cobardes (High Plains Drifter, 1973)”, la guionista Jo Heims, que ya había escrito el guion de su opera prima, le envió su nuevo libreto, titulado “Breezy”, el guion planteaba el encuentro y posterior relación sentimental entre un hombre maduro y una joven hippy sin techo, un espíritu libre que se va alojando en casas de amigos o amantes, una bohemia que vaga con su guitarra por esos mundos de Dios, era un tipo de material que Eastwood nunca había cultivado y por eso le interesó inmediatamente, aunque hizo un cambio antes de aceptar, Heims lo veía para el papel del maduro Frank Harmon, pero él entendió que se necesitaba a alguien mayor y fue entonces cuando se comprometió a dirigirla sin reservarse ningún protagonismo como intérprete. Tras contratar a un grande de Hollywood como William Holden para dar vida a Harmon, Eastwood pidió a JoAnn Harris para el rol de Breezy, ambos habían coincidido en “El Seductor (The Beguiled, 1971)”, Sin embargo, el papel acabó recayendo en la cuasi desconocida Kay Lenz, que después construiría una carrera relativamente destacada en televisión.

Sin duda alguna, “Breezy” es el primer paso de Eastwood en el camino de convertirse en un director de sentimiento, capaz de emocionar a partir de situaciones cotidianas. En “Breezy”, vemos claramente que detrás está un director que aún está definiendo su estilo pero lo que es capaz de mostrarnos nos indica que estamos ante alguien que deseaba ir más allá de lo demostrado hasta ese momento, siendo un fantástico director de acción y western, Eastwood quería expandir sus propios límites y construir una historia emotiva con la máxima sinceridad posible, no le interesaba para nada el morbo ni la salida fácil, lo que buscaba era acercarse con la mayor fidelidad al sentimiento emocional primigenio y con ello seducirnos a partir de la empatía con las reacciones instintivas de los actores ante un texto que les permite respirar y trabajar sin costuras, se inicia pues un estilo que recupera elementos del cine clásico para construir un nuevo humanismo cinematográfico que se ha acabado convirtiendo en la patente del Clint Eastwood director. Y “Breezy” es el primer escalón al que seguirían películas tremendamente humanistas como “El Aventurero de la medianoche (Honkytonk Man, 1982)”, “El Jinete Pálido (Pale Rider, 1985)”, “Bird (1988)”, “Cazador Blanco, Corazón Negro (White Hunter, Black Heart, 1990)”, “Sin Perdón (Unforgiven, 1992)”, “Los Puentes de Madison (The Bridges of madison County, 1995)”, “Mystic River (2003)”, “Million Dollar Baby (2004)”, “Gran Torino (2008)” y tantas otras.

Casi totalmente ignorada, recobrada del cajón polvoriento en el que languidecía, “Breezy” merece mejor ubicación, un puesto de altura en el palmarés de uno de los directores que más profundamente ha sabido tocar nuestras fibras. Una deliciosa película, una cinta imprescindible para entender el conjunto de la obra de uno de los grandes directores de la historia del cine, y además un título esencial para todos aquellos que disfrutan paladeando un drama romántico de calidad.
Juan Marey
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