Recuerdo que ‘Seis días & siete noches’ surgió en la cartelera casi al final de un verano de los 90, cuando ya habían pasado todos los blockbusters de turno y dejaban paso a películas más pequeñas que tenían que ganarse su hueco en la cartelera. También recuerdo la sonrisa tonta que se me quedó al verla, exactamente la misma que se me ha quedado con su pase televisivo.

Ivan Reitman firma esta película de aventuras y desventuras en una isla paradisíaca en la que un piloto y su pasajera, tras haberse estrellado su avión, tendrán que sobrevivir a los mil peligros que acechan en cada rincón de tan bonito lugar.

Se trata de una propuesta muy sencilla en la que, si me apuras, se ve venir el final a leguas, pero como Reitman es un especialista en contar este tipo de historias, consigue que todo el camino que recorren sea de lo más entretenido y, no tronchante, pero si divertido.

Parte del éxito de que funcione el filme se debe al buen hacer de sus dos protagonistas. Casi no conocía a Anne Heche cuando se estrenó, pero aquí hace una labor interpretativa muy loable como compañera de aventuras de un Harrison Ford muy cómodo como el piloto gruñón de buen corazón. Esos papeles siempre le han venido como anillo al dedo. Además, ambos tienen buena sintonía en pantalla y las escenas que tienen juntos se nota la buena química que gastan. Por cierto, por ahí está también Ross Geller, intentando casarse de nuevo.

Además, el filme cuenta con escenas que son muy simpáticas, capaces de arrancarte una sonrisa cada ciertos minutos. Si entráis a su juego, estoy convencido de que pasaréis un buen rato viendo ‘Seis días & siete noches’.

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