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Voto de Filiûs de Fructüs:
10
Drama Guerra de los Cien Años, siglos XIV y XV. En 1431, la joven Juana de Arco, después de haber conducido a las tropas francesas a la victoria, es arrestada y acusada de brujería. Ella declara haber recibido de Dios la misión de salvar a Francia, pero es procesada y condenada a morir en la hoguera. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2010
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La pasión de Juana de Arco' de Carl Theodor Dreyer ('Ordet' 1955) es una nueva interpretación de la historia acontecida a esta santa, hija de Francia. Dreyer no nos muestra a la dama de armas que sí quiso mostrarnos el inclasificable Luc Besson ('Jeanne d'Arc (de Luc Besson)' 1999), sino que nos conduce por otros derroteros y quiere mostrarnos a una Juana de carne y hueso, humana, una joven de tan solo diecinueve años, débil, asustada, ante un jurado formado por poderosos ortodoxos y jueces que no tendrán ningún tipo de piedad para con ella. La película de Dreyer se centra en la lucha interior de esta muchacha, en su fe en el Dios que le encomendó la salvación y liberación francesa, una fe sometida al vilipendio y a la repugna del jurado de la Inquisición. Y qué mejor manera de captar esa lucha, esa tensión acumulada, esa fe desmesurada, que con la cara de la protagonista, el espejo del alma.

La fotografía de 'La pasión de Juana de Arco' es su principal baza y uno de los motivos primordiales por el que ser tildada de obra maestra del cine mudo -y de la Historia del Cine en general-. Esa sucesión de primeros planos, contraplanos, esos travellings mostrándonos a los miembros del jurado, mostrándonos sus muecas de intransigencia, las miradas de odio, que no harán más que firmar un final poco digno de la malograda Juana. Céntrandonos de nuevo en la fotografía, ella es la que hace que una película de 1928 parezca 30 años más joven, es un verdadero prodigio, un regalo para la vista, unas imágenes tan poderosas que ya son imposibles de olvidar. Un sentido del ritmo prodigioso, pocas veces visto antes. Al acabar el visionado de ésta película le queda al espectador una sensación difícil de describir, pocos films me han dejado tan anonadado como éste, y eso que no le tenía especial simpatía a Dreyer por sus trabajos -prácticamente sólo encontraba interesante 'Dies Irae'-.

La lección de Dreyer pasará a los anales de la Historia, y con todo merecimiento. El cineasta danés huye de cualquier tono épico que bien pudiera haberle dado el material con el que jugaba, pero Dreyer quiso mostrarnos a un personaje auténtico, con sus miedos y sus debilidades, con esa mirada de la incommensurable Falconetti -en su primer y último papel en el cine- mezcla entre la desesperación del juicio y la búsqueda de las palabras de Dios, un personaje desnudo ante las cámaras, obligado a retractarse ante los jueces o a morir en la hoguera. En un principio el miedo a la muerte es más fuerte que la pasión ante su divinidad, pero acaba retractándose y muriendo a fuego lento. 'La pasión de Juana de Arco' es más que un drama psicológico, con un ritmo terriblemente tenso y una puesta en escena avanzadísima en su tiempo, 'La pasión...' es una lección bestial de cine, un paradigma del cine como arte, una oda a los sentimientos mediante el impacto de las imágenes, un recuerdo imborrable en la memoria, por los tiempos de los tiempos, amén.
Filiûs de Fructüs
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